Desde que China se afirmó como próxima potencia económica y financiera global muchos inversores privados comenzaron a preguntarse como hacer para canalizar su dinero hacia las bolsas de ese país.
Y ese deseo se reforzó por la crisis de los mercados maduros como EEUU y Europa y las dudas sobre el valor futuro de sus respectivas monedas, el dólar y el euro.
Así mismo se conoció últimamente que el gobierno chino, en pos de instalar a su moneda el yuan como una divisa que se opere con mayor volumen en todo el mundo, facilitaría a los inversores extranjeros el acceso a la compra de bonos y acciones nominadas en esa moneda.
Sin embargo, conviene decirlo, desde hace años los capitales internacionales tiene acceso al mercado financiero chino, aunque con marcadas restricciones.
Por lo tanto lo importante para el inversor sería conocer algunas prácticas, que brindan oportunidades y riesgos, propias del gigante asiático.
Dicho de otra forma, entender como se ve “desde adentro” la operatoria de las bolsas en esa región del mundo.
El mercado accionario.
En muchos casos realizar inversiones financieras en un país determinado resulta bastante simple porque, las acciones francesas se pueden adquirir en la bolsa de París como las japonesas en Tokio o las de compañías brasileñas en Sao Paulo. Además muchos de esos conglomerados cotizan también en York.
Pero comprar papeles chinos resulta un poco más complicado.
Y eso porque cuando hablamos de “la bolsa china” o “las acciones chinas” en realidad nos referimos a uno o varios mercados a la vez, y a papeles de una misma empresa que parecen iguales pero en realidad tienen importantes diferencias de valor entre sí.
Así que convendría tratar de desentrañar ese complejo mundo de cotizaciones y particularidades legales porque, sin dudas, ofrecen distintas oportunidades de ganancias y también implican diferentes riesgos.
Acciones chinas clase B
Estas son las que las empresas de Mayland pueden ofrecer a los inversores extranjeros (no chinos).
Sin embargo con estos activos se genera una situación algo confusa, ya que algunas de esas compañías están listadas en Shangai y Shenzhen, pero se comercializan en dólares estadounidenses.
Además esos mercados últimamente resultan poco líquidos, lo cual dificulta tanto la rapidez como así también la transparencia de precios de las transacciones que se llevan a cabo.
Por otra parte a veces la acción de una misma empresa tiene un determinado precio en el mercado doméstico chino y otro, generalmente muy superior, en la bolsa habilitada a los extranjeros.
Acciones chinas clase H
Son los papeles que se comercializan sobre todo en el Hong Kong Stock Exchange, y están valuadas en la moneda de ese “Territorio Administrado” por Beijing.
Por lo que puede verse en ese recinto las transacciones de inversores individuales son muy pocas, aunque sea posible realizarlas.
Acciones chinas en York
Cerca de setenta grande empresas chinas se encuentran listadas en las bolsas de EEUU, ya sea en el NYSE o Nasdaq.
Y eso es bueno para el inversor individual que quiera asociarse al crecimiento de los activos del tigre asiático.
Pero esos papeles cotizan en dólares americanos, por lo tanto quienes además quieran diversificarse del dólar deberán buscar caminos complementarios que los ayuden a alcanzar su objetivo.
Bonos emitidos por empresas de China.
Para aquellos atraídos por las oportunidades de renta fija el camino dista de ser fácil.
Porque aunque la rentabilidad en relación a las acciones es obviamente menor los riesgos podrían resultar similares a una apuesta en activos de renta variable.
Y eso porque hasta ahora la legislación china es muy estricta con las empresas privadas que quieran emitir deuda para captar fondos en el extranjero, lo cual deja abierta tal alternativa solo a las compañías del estado.
Por lo tanto la mayoría de las corporaciones privadas que desean tomar dinero del mercado financiero global lo hacen a través de Holdings ubicados fuera del país.
Esas subsidiarias captan los recursos del inversor individual a través de bonos, y luego remiten el efectivo a sus casas matrices bajo el paraguas legal llamado “inversión extranjera directa”, es decir como aporte de capital en vez de deuda.
Dicho de otro modo, el ahorrista recibe un bono pero en realidad en muchos casos su inversión corre riesgos similares a los de renta variable, y con menores tasas de retorno.
Mas aún, el título que posee el inversor es de una subsidiaria o holding de la compañía principal, por lo tanto dichos papeles pueden resultar un cáscara vacía, pues carecen del respaldo patrimonial del conglomerado madre.
Y ya se registraron algunos casos de incumplimiento con resultados negativos para los acreedores, como la falta de pago por parte de Guangdong International Trust Corp., o el default de Asia Aluminium en el año 2009.
Así las cosas, parecería que quienes quieran apostar al crecimiento chino por ahora deberán conformarse con comprar acciones en el mercado estadounidense de empresas como Bidu (la Google china), petroleras como Pterochina o Cnooc.
Así mismo aquellos que deseen jugar a la revaluación de la moneda china frente al dólar tendrán una referencia en el S&P Chinese Renminbi Total Return Index (CNY).
Y también conviene considerar a los fondos de inversión globales que combinan distintas alternativas de los activos financieros mencionados.
martes, 23 de agosto de 2011
Como invertir en China
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