Desde el año 2008 y hasta la actualidad el precio del oro creció alrededor de un50%.
Basta observar el camino que recorrió el índice GLD, que sigue la evolución del metal amarillo, para confirmar ese sostenido aumento.
Sin embargo, desde diciembre pasado, la cotización “agachó” casi 5%.
Y eso disparó una serie de de preguntas entre los inversores.
¿Habrá llegado al máximo de su valuación?
¿Será momento de liquidar posiciones, mantener las existentes o tal vez de comprar nuevas partidas?
Seguramente que, al finalizar la lectura de esta columna, usted podrá sacar sus propias conclusiones.
El primer punto a tener en cuenta en este análisis es comprender que la estampida de precios en la cotización del oro se debe a una mezcla de razones macroeconómicas y sensaciones de temor e inestabilidad por parte de los inversores.
En otras palabras la historia parece demostrar que después de períodos en los que la emisión de moneda crece muy por encima de la generación de bienes que la respalde, mas temprano que tarde, llega la inflación y la desvalorización de los signos monetarios- y de eso los argentinos sabemos bastante- por lo tanto los inversores particulares o institucionales corremos a refugiarnos en aquellos bienes que “siempre harán falta”, como alimentos o metales, entre ellos el oro y la plata.
Y esa tendencia toma mayor presencia dada la inseguridad que representan hoy muchos títulos de Deuda Soberana, que corren riesgo de transformarse en “papel pintado” de la noche a la mañana.
Entonces todos esos factores conjugados empujaron la demanda de oro, por lo cual, desde hace ya un tiempo, distintos analistas mencionan la formación de una burbuja en el precio del metal.
Y es muy probable que dicho punto de vista sea correcto, sobre todo si a los factores de desasosiego económicos mencionados se le suma que, con tasas internacionales de interés tan bajas, resulta barato endeudarse para apostar a la suba del metal amarillo.
Si se acepta la hipótesis anterior la pregunta siguiente sería ¿cual es el techo en el valor del oro? O ¿cuando explotaría la “pompa de jabón”.
Y, dado que los ajustes presupuestarios actuales impiden consultar a una pitonisa, queda solo la alternativa de razonar.
Y una forma de hacerlo sería pensar que mientras la economía global se arrastre en vez de caminar hacia su recuperación y la máquina de imprimir billetes trabaje sin pausa junto a un escenario político mundial que depara incertidumbre y angustias diarias, el límite a la subida del oro, con sus idas y vueltas, parecería lejano.
Probablemente un “stop” a esa tendencia alcista se daría si en el mundo supiera que salió definitivamente de la deflación, o que los riesgos de inflación se encuentran acotados.
Sin embargo, aún antes de que llegue ese momento, existen algunas opiniones que permiten establecer un cierto “precio límite” para tales expectativas.
Por ejemplo Deutsche Bank acepta la posibilidad de formación de una burbuja pero, para que eso suceda, el oro debería valer más de USS 2.000 por onza, por tanto el banco alemán se une al coro alcista, al menos durante el año 2011.
Y el punto de vista de los germanos se refuerza si se tomar en cuenta que los bancos centrales, sobre todo de Asia, continúan el proceso de diversificación de sus reservas e incrementan sus tenencias del metal, mientras tanto los fondos de inversión siguen similar camino de compras.
Entonces ¿hay que agrandar las bóvedas y los colchones para atesorar los ahorros?
Existen otras alternativas.
Por lo tanto, el instrumento de mercado preferido por quienes eligen invertir en oro sin atesorar el “físico” –monedas, barras, lingotes-, son los fondos llamados en inglés ET´F, como el conocido GLD.
De ese modo dicha familia de activos financieros, que sumaban en el años 2009 un valor de 69.000 millones, alcanzan hoy un patrimonio de USS98.000 millones, lo cual constituye un record histórico de crecimiento sin precedentes.
Pero también es cierto, atención, que los flujos de fondos que ingresaron en dichas inversiones disminuyeron casi a la mitad en relación al año 2009.
Sin embargo esa merma en la demanda por parte de los inversores, que continuará durante 2011, aún sería impulso suficiente para permitir que el oro alcance nuevos record de precios,
Podríamos concluir, por lo dicho hasta aquí que, aún con volatilidad, la cotización del metal amarillo seguiría por ahora su camino al estrellato.
Por lo menos eso es lo que piensan los jugadores del mercado global, grandes y pequeños.
Más que nunca, entonces, valdría la pena no alterarse ni tomar decisiones apresuradas.
Parecería que, una vez más, la paciencia vale su peso en “oro”.
llllllll
lunes, 7 de febrero de 2011
¿Finalizó el ciclo alcista del oro?
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