Ayer se celebraron en Japón los comicios legislativos que resultaron un significativo indicador acerca del estado de ánimo de su población .
Podríamos decir que fueron la muestra del descontento de la sociedad nipona frente a años de frustraciones económicas con fuerte impacto social. Y todo esto a pesar de estar hablando de un país que es la segunda potencia económica del mundo.
Como encuadre acerca de nuestra columna de hoy recordaremos algunos conceptos que sobre el particular escribimos en este diario en el mes de mayo de este año.
“Es interesante detenerse en la situación de Japón, una potencia llamada en los 80 a ser la punta de lanza de la “nueva economía” que compitiera con USA. Sin embrago cayó en una crisis de depresión económica de la cual aún no se recupera, aún así es tal su fortaleza que con todos su problemas no pierde su silla entre los países más ricos del mundo”.
“Actualmente, y aún después de años de seguir prudentes caminos económicos, ese país vuelve a sentir un golpe, debido a la caída de su jugador más fuerte, las exportaciones. Esto ha llevado a una sustancial desmejora en los estándares sociales, en un país rico, estable, con altos índices de ahorro y donde hasta el futuro parecía ser predecible lo que es tan importante como lo anterior: se han alterado brutalmente las reglas de juego con las que los japoneses de pos guerra edificaron su prosperidad. Tal es así que, por ejemplo, sus índices de criminalidad suben peligrosamente, en una comunidad considerada otrora como muy segura y que lograba convivir dentro de normas sociales muy rígidas .Y la razón de de este empeoramiento del clima social es la pérdida del sentimiento colectivo de prosperidad en una sociedad en la que hace 30 años atrás el 90% de la población se consideraba parte de la clase media pero que hoy enfrenta el crecimiento de la inequidad social y el desempleo”.
Hoy volveremos sobre la realidad oriental poniendo especial énfasis en entender como la crisis global afectó dos pilares fundamentales de su economía: el comercio exterior y el tipo de cambio.
Como inicio de estas reflexiones digamos que a principio de 2008 la economía nipona se encontraba aún en expansión.
Incluso el “terremoto financiero” le había producido daños menores debido a la política conservadora seguida por los bancos locales que registraron solo un 3% de las pérdidas financieras globales atribuidas al problema de las “sub. Prime”. Pero al país se le empezó a complicar el panorama económico a partir del último trimestre del año dos mil ocho en que sus exportaciones cayeron un 14,7% en relación al trimestre anterior. Y para el primer trimestre del 2009 la merma llegó al 26% medida contra el periodo septiembre-diciembre 2008.Este colapso llevó la balanza comercial del país a “déficit” por primera vez en 28 años.
Esta situación demuestra el perfil netamente “exportador dependiente” de la Isla, que experimento en entre los años 2002 a 2007 el mayor superávit de comercio exteiror que cualquier otro país haya tenido después de al segunda guerra mundial; ayudado por el despegue de la demanda global liderado por EEUU y China los japoneses vieron expandir sus ventas al mundo a un ritmo del 10,7 % anual, lo que implicó quintuplicar el crecimiento que mostraron durante la década 1980-1990.
Para completar el panorama, la valorización del yen frente a otras monedas perjudicó a las exportaciones dado que la producción nipona perdió competitividad frente a otros países. Recordemos que durante años los inversores hicieron leverage aprovechando para endeudarse con el precio del yen estable y a bajas tasas de interés internas. Pero al producirse la crisis financiera global los inversores se desapalancaron vendiendo su acciones y demandando yenes para cancelar sus deudas, lo cual apreció la moneda del sol naciente.
Volviendo a la economía real , las menores ventas al exterior alcanzaron a una variedad de sectores, justamente aquellos que más habían crecido durante los pasados años de "boom exportador”.
Por ejemplo ha impactado negativamente en la industria automotriz y en la de electrónica, las cuales hacen importaciones temporarias de “partes de productos y luego exportan los bienes terminados. Y son justamente estos sectores los que mostraron una caída sin precedentes en su producción durante los últimos meses. En el caso particular de la industria electrónica, la destrucción alcanzó a más del 51% después de haber crecido a un ritmo del 8,2% en los últimos diez años.
La industria automotriz sufrió aún más bajando sus ventas un 57% pasando de armar 6.4 millones de vehículos a ensamblar solo 3.2 millones.
Por todo lo expuesto es fácil entender la caída de la economía japonesa apoyada en el actual contexto de achicamiento en los volúmenes de comercio internacional conjuntamente con la revalorización de su moneda, lo cual limita sus ventajas competitivas.
Tomando en cuenta lo analizado hasta aquí hay una pregunta que conviene formular: ¿la actual crisis nipona es simplemente cíclica o es una profunda grieta social y económica que tardará en cerrarse? Para responder a esta duda algunos analistas de mercado comparan el volumen de “órdenes de fabricación” que ingresan a la industria actualmente versus igual patrón de otros “malos” años. El resultado es que en el primer semestre de 2009 la demanda de productos a la industria oriental cayó en su conjunto más del doble que en la peor crisis acaecida en 1999.
Por supuesto el daño económico tiene su correlato en el mercado laboral en el cual el conocido concepto de empleo “full life” ya pasó a la historia .Así mismo el índice de desempleo ya trepó al 5,5% en un país que tuvo pleno empleo hasta no hace muchos años atrás.
Conclusiones:
Desde el año 1990 Japón ha enfrentado con éxito las crisis cíclicas de su economía a partir de un adecuado balance fiscal, grandes tasas de ahorro interno y súper pluses de comercio exterior.
Hoy el desafío que enfrenta ese país a corto plazo es contener el desbordado endeudamiento público producto de los planes de estímulo fiscal y monetario implementados por la administración saliente para enfrentar la crisis financiera y económica global
Pero a largo plazo lo que se juega en esa nación es decidir que drivers elegirá para continuar su inserción en le siglo XXI
Desde el punto de vista económico deberá tomar en cuenta que, a diferencia de lo que sucedió en décadas anteriores, hoy existen en el mundo importantes competidores globales con calidad y precio competitivo en segmentos de la industria que durante años solo respetaban el “made in Japan”.
Desde el punto de vista demográfico y social deberá poner el eje en desarrollar nuevos modelos de uso de la fuerza laboral adaptándose al competitivo entorno internacional, sobre todo de sus países vecinos de Asia; enfrentando a la vez el envejecimiento de su población que trae aparejado falta de brazos para incorporar a la producción de bienes y servicios.
Fuentes:
Deutche Bank.
Bloomberg.
Braclays Bank
lunes, 31 de agosto de 2009
Mirando hacia el Sol Naciente
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