lunes, 14 de diciembre de 2009

Un eventual default de Grecia y su impacto en la Unión Europea

Dice Aristóteles: “Platón es amigo, pero más amiga es la verdad”.
Y actualmente en Grecia parece que la verdad es la dificultad que tiene el país por afrontar el pago de su deuda, que lo acercaría peligrosamente a riesgos de caer en default.
La calificación crediticia griega ha descendido de “A-” a “BBB+” para la calificadora de riesgos globales Fitch.
Esta situación de potencial insolvencia helénica, sumada a la implosión dubaití y a las dificultades de liquidez de España, Italia y Portugal trae al mundo de las finanzas globales una nueva sensación de temor, que se había despejado parcialmente con el fin de la recesión mundial y los mejores números de la economía global de los últimos meses.
Y la razón por la cual Grecia ve disminuir la calidad internacional de su calificación se basa en su creciente déficit fiscal, que se suma a las potenciales dificultades para hacer frente a sus compromisos financieros.
Por otra parte, ésta es la primera vez desde su ingreso en la UE que Grecia ve descender su rating por debajo de la calificación “A”. Además la calificadora de riesgo Standard and Poor’s indica que “los bancos griegos representan el mayor riesgo de largo plazo para la economía europea”.
Como el miedo suele ser contagioso, los problemas detectados en Grecia llevan a pensar a muchos inversores que sus efectos podrían llegar a desestabilizar a toda la economía de la eurozona. Completa este cuadro de temor, el que también la calidad crediticia de España fue rebajada de “AAA” a “AA+”.
Pero hay razones de fondo para pensar en el debilitamiento de algunas economías y sistemas financieros de países de Europa, además de la opinión de las desprestigiadas agencias calificadoras de riesgo.
Y es por ello que el problema del déficit fiscal griego, tanto como su abultado endeudamiento, es tema de análisis para la próxima reunión del Banco Central Europeo, el 17 de diciembre.
Probablemente en su encuentro el BCE quiera enviar un mensaje de mayor austeridad, no sólo al país que es cuna de la filosofía, sino también a otros estados vecinos que muestran similares desajustes en sus déficit fiscales .Entre los candidatos a la reprimenda se encuentran Irlanda, Italia , Portugal y España.

CAUSAS Y EFECTOS DE LA CRISIS GRIEGA. El primer dato a considerar es el progresivo deterioro de las condiciones sociales y económicas del país. Aunque el PBI griego crece en los últimos años a ritmo de 4% anual, los puestos de trabajo resultan insuficientes para cubrir las necesidades de la población, sobre todo la más joven. Por otra parte, el Estado no logra garantizar a sus ciudadanos servicios básicos como salud, educación y servicios públicos, sobre todo en los sectores de clase media para abajo.
El cuadro es aún más complejo para los jóvenes. Con una tasa de desocupación del 23% entre los menores de 24 años, Grecia es el país de la UE con mayor desempleo juvenil.
Este país, uno de los más pobres de Europa occidental, mejora su situación en el momento de ingresar en la UE y así recibir importantes paquetes de ayuda provenientes de esa asociación de países.
Pero esos estímulos no alcanzan para revertir su históricamente débil situación económica y social. De hecho, Grecia es considerada uno de las regiones con mayor nivel de gasto en Europa, y aún así su situación empeora.
Asimismo, sus sucesivos gobiernos carecen de éxito a la hora de recortar gastos. Cargan con la nacionalización de empresas no rentables y alimentan un sistema de jubilaciones y pensiones caro e ineficiente para resolver las necesidades del sector pasivo.
En síntesis, a pesar de que el gasto social griego se acerca al 20% del PBI en el 2008 y es uno de los más altos de Europa, las estrategias utilizadas para administrar ese presupuesto rinden pobres resultados y dan lugar a los airados reclamos sociales vistos en los últimos tiempos.
A su vez, el endeudamiento del sector público helénico excede largamente las pautas aceptadas dentro de la UE. Esto ha llevado al gobierno de Atenas a presentar información pública que podría calificarse, en el mejor de los casos, como confusa acerca del estado de las cuentas fiscales; y todo con el fin de evitar multas por parte de los organismos de contralor de la UE.
En este sentido, despierta poca credibilidad el anuncio de las autoridades de Atenas acerca de que los ingresos fiscales crecerán 9% en el 2010. Y esto es así porque resulta difícil explicar de dónde proviene tal expectativa de mayores ingresos, tomando en cuenta que el PBI de esa nación decrezca el año entrante.

LOS BANCOS EN PROBLEMAS. Una gran aspiradora de recursos fiscales la constituye el sistema financiero helénico, impactado por la crisis global y por haber realizado grandes negocios de intermediación financiera con otros países que terminaron originando fuertes pérdidas a Atenas.
Los bancos griegos, beneficiarios de créditos provenientes del BCE por u$s60.000 millones represtaron ese dinero a otros mercados, principalmente en los Balcanes. Y esos préstamos fueron realizados sobre todo en euros o francos suizos. La crisis global hace que muchos de los deudores extranjeros de los helénicos debieran devaluar sus monedas para mejorar su situación fiscal ,y por lo tanto no puedan cumplir con los pagos hacia los bancos griegos.

EL PRECIO DE LA CRISIS. La situación descripta en el párrafo anterior genera dudas en el sistema financiero global acerca de la capacidad griega de hacer frente a sus compromisos internos y externos.
Debido a estos temores, el spread entre los bonos de Grecia y Alemania (considerado el país mas seguro de la eurozona) se ubica en 246 puntos básicos, mientras que hace tres meses ese gap de tasas era de sólo 75 puntos básicos.

ALTERNATIVAS PARA ENFRENTAR LA CRISIS. Para intentar superar la crisis, existen unas cuantas alternativas que los griegos pueden tomar. Todas tienen altos costos económicos y sociales asociados.
Un primer camino sería que el gobierno disminuya los gastos fiscales. Pero para eso debe demolerse el gasto público en al menos el 50 por ciento. Y esto generaría una peor situación social a la ya descripta en párrafos anteriores, además de protestas sociales que podrían afectar fuertemente la estabilidad del gobierno del primer ministro Papandreou.
Una segunda posibilidad sería que Grecia abandone la eurozona. De esta forma puede evitar los controles sobre déficit fiscal y moneda a que se someten todos los miembros de la alianza europea. Si se elige este camino, los griegos pueden imprimir libremente moneda para pagar sus deudas, disparando por supuesto mayor inflación y pobreza. Incluso podrían devaluar su moneda y potenciar sus capacidades exportadores, como han hecho otros países de Europa antes de la unificación monetaria del euro.
Por supuesto que el uso de esta estrategia haría difícil que alguien quiera prestarle fondos al país, al menos por un tiempo. Asimismo generaría resentimiento y posible aislamiento por parte de sus socios de la UE, con derivaciones impredecibles.
La tercera posibilidad, mala para el mundo y tal vez notan mala para Grecia, sería caer en default. Esto le quitaría al país la presión de pagar de inmediato sus deudas. Es cierto, esta estrategia implicaría la salida helénica del mercado de capitales y la imposibilidad de acceder a fondos del mercado global, al menos por unos años. A su vez, el daño que causaría al prestigio político de la eurozona y a su moneda el euro, es incalculable.
Finalmente existe una cuarta vía para resolver el problema de los helenos, y esta es posiblemente la que se decida a transitar.
Dado que un default griego no le conviene a ningún vecino ni organismo internacional, es posible que tanto desde Alemania como desde el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo se acuerde algún plan de salvataje de la deuda helénica.
Para celebrar este convenio habrá que sortear distintos problemas políticos.
Alemania deberá enfrentar a la oposición interna, que no quiere dar más recursos para salvar a otros países; por lo tanto el gobierno de Ángela Merkel seguramente pedirá medidas de austeridad a su par helénico si éste quiere contar con fondos provenientes del Bundesbank . De esta manera, la premier germana podría justificar frente a sus gobernados el ocasionarles una nueva sangría a sus bolsillos. Por supuesto a estos reclamos de recortes fiscales se unirán los organismos de créditos internacionales como el FMI y el BCE.
Y habrá que ver en este juego de presiones si el gobierno de Papandreou está dispuesto a aceptar un acuerdo que puede resultar beneficioso en lo financiero, pero generador de descontento social y peores condiciones de vida en el corto plazo a sus gobernados.
Una cosa es segura, los mercados de deuda globales y de monedas están en vilo esperando a ver cómo se resuelve el conflicto griego, que podría ser un caso testigo acerca de la capacidad de la UE para enfrentar posibles futuras crisis en otros países miembros.
Y sin dudas que en estas decisiones se juega parte de la credibilidad de la alianza de los 27 países y de su moneda el euro.
Nota de color en medio de las malas noticias: Por una vez los Estados Unidos no es el centro de la noticia en los mercados globales. Tal vez sea un símbolo de los nuevos tiempos que vienen en la economía y finanzas de la aldea global.

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