viernes, 19 de febrero de 2010

In God We Trust: All Others Pay Cash

El debate acerca de la estabilidad y calidad de la deuda soberana de varios países del mundo se encuentra sobre el tapete, tal como comentamos en una columna reciente.

Sin embargo para muchos analistas el mercado está sobreactuando los eventuales problemas de insolvencia, como en el caso de Grecia , a fin de emprender una campaña especulativa contre la deuda soberana de ese país, como así también para apostar contra el euro.

Seguramente el recuerdo de los sucesos financieros de la semana pasada en Europa van a quedar marcados a fuego en la historia de los mercados .Y esto es así porque el impacto de la crisis griega tal vez se sobredimensiona por parte de los medios y especuladores, probablemente con el fin de generar ganancias adicionales para algunos. No se descarta que tanta presión especulativa termine por desatar problemas mayores para el mercado global de bonos a menos que las autoridades de la UE encuentren el camino para ayudar a resolver los problemas propios que enfrenta el gobierno del Primer Ministro Papandreu, y sobretodo para frenar los movimientos especulativos contra Grecia y la moneda europea.

En este sentido es importante recordar algunos datos macroeconómicos que ayuden a poner en perspectiva la situación por la que atraviesa la alianza formada por los veintisiete estados europeos.

La economía de Grecia es la mas pequeña de la zona Euro y su PBI constituye solo el 2% del total de la riqueza de ese bloque continental.
Por lo tanto el contagio no sería un problema, a menos que los mercados fogoneen una campaña tal que debilite fuertemente la confianza de los inversores en Grecia y en la capacidad de los líderes europeos para encontrar herramientas eficientes para paliar la crisis. Un ataque especulativo podría derrumbar los precios de los mercados de bonos y de la moneda europea, lo que habilitaría a algunos grandes y arriesgados especuladores a comprar esos activos a precios de liquidación.

Claro esta que si los mercados imponen sus estrategia especulativa y esto hace que los inversores en masa emprendan un nuevo “vuelo a la calidad” por temor , cualquier cosas podría pasar, ya que el efecto expansivo del alud es difícil de medir .Lo que está claro en todo caso es que los problemas de Grecia vienen de lejos y son conocidos desde hace tiempo por la comunidad financiera global .Entonces: porque estallan ahora con una magnitud mucho mayor a la de la importancia relativa de la economía del país en cuestión?

Algunos medios aducen que la duda soberana griega excede largamente la pauta de endeudamiento admitida por la UE para sus países miembros.
Sin embargo es interesante recordar en los años 2008 y 2009 tanto Alemania como Francia violan dicho límite, pero ningún medio financiero hace escándalo ni a nadie se le ocurre sancionar a esos países.

Realmente si los problemas concretos de las economías de Grecia y Portugal alcanzaran para generar una nueva crisis global, entonces se podría pensar que los mercados están mucho más enfermos y débiles que lo que algunos balances de bancos y brokers globales muestran a sus accionistas.

Mientras tanto algunos brokers de inversión americano como Jesup and Lamont sugieren que comprar deuda de Grecia, Portugal, Islandia, España e Irlanda hoy por hoy podría resultar un buen negocio a largo plazo.




China y EEUU, un partido aparte

El departamento del Tesoro de EEUU informa hoy que los inversores extranjeros aumentan su participación en la compra de deuda del gobierno americano (US Treasuries Securities) a USS 16.900 billones según datos de diciembre de 2009.La mencionada información muestra también que China deja de ser el principal financista del tesorero Timothy Geithner, ocupando Japón ese lugar de ¿privilegio?
Así es ,el Dragón recorta a diciembre de 2009 sus tenencias de bonos del gobierno americano de corto plazo en un 4%, y retira de la alcancía de Washington USS 34.2 billones.

Cuando la economía global presenta rasgos de incertidumbre las compras de deuda soberana americana por parte de los inversores globales aumentan, ya que el mundo financiero considera a la economía de EEUU como la más segura, así mismo los bonos del gobierno americano son muy líquidos , se pueden comprar y vender muy rápidamente y sin costo.

China es un tradicional comprador de deuda gubernamental americana de corto plazo, y sigue esta política con el objetivo de mantener alta la oferta de dinero hacia Washington y así mantener bajas las tasas de interés en el mercado financiero del país que más productos le compra. Pero últimamente el Dragón amenaza con reducir sus compras de estos activos financieros como respuestas a ciertas tensiones sino –americanas relativas al comercio internacional y a las sanciones que el gobierno de Obama trata de imponer a Irán. Así mismo, a Mayland le disgusta el acercamiento de EEUU hacia Taiwán. Sin embargo no es de esperar que China deje de financiar el déficit americano de un día para otro, porque un debilitamiento mayor de la economía de Washington también amenazaría la estabilidad del Dragón.No obstante un cambio en el rol de China como fuerte financista del déficit público americano refuerzan las tensiones entre el gigante asiático y el coloso americano, agregando incertidumbre en los mercados
Conclusiones.
A fines del año 2009 muchos analistas coincidimos en afirmar que la recesión global terminaba, pero la crisis económica y financiera persistía. La inestabilidad de los mercados de deuda de las últimas semanas, iniciados en Europa pero que ya contagian a todo el mundo, ratifican esta afirmación.
Por lo tanto el inversor global debería redoblar su cautela a la hora de comprar sus activos financieros, ya que hasta la calidad de buenos pagadores de algunos estados está en duda.
Por alguna razón al finalizar esta columna viene a la memoria el libro escrito por el periodista americano Jean Shepherd que en inglés se titula: “In God We Trust: All Others Pay Cash”, y cuya traducción significaría lo siguiente: en Dios confiamos, todos los demás deben pagar al contado.

Stratfor
Jesup and Lamont
Financial Post.com

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