viernes, 18 de junio de 2010

El sistema financiero europeo en el ojo de la tormenta

Durante las últimas semanas, Alemania y Francia impulsaron la implementación de planes de ajustes fiscales para todos los países de la UE, y también un paquete de ayuda monetaria por más de 700 millones de euros para aquellos países del área que lo necesiten. Asimismo, el Banco Central Europeo, por primera vez desde su creación, aceptó recomprar deuda pública de sus Estados miembros y canjearla por dinero en efectivo, en un movimiento tendiente a poner un piso a la caída en las cotizaciones de los bonos de algunos países y así también impedir que continúe el alza de las tasas de interés en la región.

Las razones sostenidas para la implementación de las medidas económicas y financieras mencionadas se basaron en la necesidad de “poner en caja” a aquellos países de la alianza con abultados déficits fiscales y “salvarlos” de posibles default de sus deudas soberanas. Incluso Alemania y Francia, países mucho más ricos que sus pares de la alianza, se adhirieron a la cruzada de ahorros públicos recortando sus presupuestos nacionales de gastos.

Sin embargo, para muchos analistas, la verdadera agenda oculta tras las medidas de austeridad y el flujo de caja lanzado al mercado por la UE tendría otro objetivo: evitar que corran riesgos de insolvencia y mayores costos crediticios muchos de los grandes bancos europeos cuyas carteras tienen más de 1 trillón de bonos de España, Grecia y Portugal.

Pero a pesar todas las medidas macroeconómicas y financieras tomadas por los gobiernos europeos en conjunto con el FMI, los mercados financieros globales son poco optimistas en relación con el futuro de la economía de la UE.

Por lo tanto, las Bolsas globales siguen erráticas y funcionando de manera espasmódica, con alzas intradiarias que no logran sostenerse ni siquiera una rueda. Por ejemplo, el índice Dow Jones que representa la evolución de las acciones de las treinta compañías más grandes que cotizan en Wall Street, tocó 11.000 puntos hace sesenta días y hoy vale 10.300 con picos y valles, pero siempre con tono bajista. Igual tendencia puede observarse en los índices que miden la evolución de las Bolsas europeas y asiáticas, que acumulan caídas de 10% en los últimos dos meses. La Bolsa española excede largamente esos guarismos negativos derrumbada ante los rumores de riesgo de default de España.

Razones que justifican la ansiedad. La razón fundamental que preocupa al sistema financiero global y lo mantienen cauteloso es el temor sobre la estabilidad y el futuro del sistema financiero europeo a corto plazo, entre otras razones, porque a Europa le falta realizar una tarea que los EE.UU. ejecutó en el 2009: establecer el verdadero estado de salud de los bancos del sistema y dar a conocer los resultados de dicha investigación.

Recordemos que el año pasado los organismos federales norteamericanos realizaron un análisis sobre la salud de los bancos privados de ese país, prueba que se denominó stress test. Una vez conocidos los resultados de tal estudio, Washington pudo impulsar medidas de saneamiento como fusiones y aumentos de capital en las entidades financieras más débiles americanas, lo cual contribuyó a tranquilizar a los mercados porque tuvieron una aproximación a la realidad acerca del estado de las finanzas de los grandes bancos de los EE.UU.

En Europa se realizó también un stress test para establecer el estado de los bancos de la zona, pero el estudio fue más limitado y sus resultados obtenidos no fueron dados a conocer públicamente por temor a que redundaran en salidas masivas de inversores de aquellas entidades considerados menos sólidos. Como resultado de esa falta de transparencia, ahora el mercado refleja incertidumbre sobre el sistema financiero europeo; al desconocer qué bancos de esa región están golpeados en sus balances por malos créditos remanentes de la crisis subprime del 2008 o deudas soberanas que pudieran causarles grandes pérdidas por default. Y debido a ese desconocimiento las nuevas emisiones de bonos europeos llevan cargada en sus tasas de interés una alta prima por riesgo, y lo mismo sucede con las tasas interbancarias.

Como reflejo de ese estado de desconcierto, el lunes pasado el gobierno de España subrayó que “debido a los problemas de iliquidez en el mercado financiero las tasas (yields) de los bonos del gobierno español subieron fuertemente y pusieron a las finanzas nacionales bajo presión”. En otras palabras: los inversores exigieron mayores beneficios para acceder a financiar al Tesoro español debido al riesgo creciente de default de la nación ibérica. Por ejemplo, Santander, el mayor banco español, afrontó en sus activos el costo de prima de default más alto de los últimos tiempos, mayor aun que el de marzo pasado cuando muchos analistas predijeron una hecatombe financiera en España.

El problema de Grecia continúa. El lunes 14 la calificadora Moody’s degradó la calificación de la deuda griega cuatro escalones llevándola a “non investment grade”, eufemismo que en castellano quiere decir “bonos basura”, debido al temor de que los planes de austeridad adoptados por el gobierno del premier Papadopoulos produzcan un fuerte deterioro en el crecimiento económico de esa nación.

Una situación que puede parecer paradójica, ya que los planes de austeridad griegos fueron implementados para poner en caja el déficit fiscal heleno, pero al final resultarán en un mayor costo para cualquier crédito que esa nación quiera tomar, y también en una caída en las valuaciones de las carteras de aquellos bancos que tuvieran deuda griega.

El costo de ser aliados. Indudablemente, para los bancos europeos que necesitaran aumentar su capital sería mucho más difícil conseguirlo de lo que les resultó a sus pares americanos en el 2008/2009, ya que los inversores se mostrarían mucho más renuentes a invertir, dada la situación de incertidumbre económica general que hoy impera en Europa.

Además las entidades financieras del Viejo Continente se encuentran estrechamente interconectadas unas con otras, ya que tienen profundos lazos comerciales, créditos cruzados entre las naciones y al euro como moneda común. En consecuencia, si por ejemplo España entrara en default esto minaría la credibilidad sobre todo el sistema financiero europeo. Cabe recordar que Alemania y Francia tienen mucha exposición crediticia dentro de los países débiles de la eurozona; por lo tanto, un eventual default español acarrearía grandes pérdidas a los bancos de esos dos países.

Conclusiones. Las supuestas llaves maestras implementadas para resolver los problemas en Europa –apretón fiscal y liquidez bombeada por los gobiernos europeos– aún están lejos de mostrar resultados alentadores. Por lo tanto, muchos analistas piensan que habrá nuevos remezones en los mercados financieros.

Otros especialistas opinan que los actuales planes de ajuste fiscal al achicar aún más las economías de los países de la UE, reducen sus posibilidades de crecer económicamente y por lo tanto generar riqueza para afrontar sus compromisos.

De una u otra manera, la volatilidad de los mercados parece que llegó para quedarse por un buen tiempo.

Fuentes: Financial Times / The Economist.com

No hay comentarios: