sábado, 7 de agosto de 2010

Conviértase en su propio asesor financiero

o primero que pensamos en relación a nuestros ahorros es el deseo de incrementarlos mediante inversiones ventajosas. Inmediatamente después aparece el temor a que las decisiones que tomemos nos lleven a obtener exactamente lo contrario, y perdamos parte de nuestro tesoro.

En otras palabras: queremos conservar nuestro poder adquisitivo y obtener la mayor renta posible, por supuesto que corriendo el menor riesgo posible.

En ese escenario frecuentemente contradictorio elegimos alternativas de inversiones para nuestro dinero. El desafío está a la vista, y es buscar un punto de equilibrio entre la ambición y el miedo, objetivo difícil pero posible de lograr.


El traje “de confección” versus el traje “a medida”
Al tomar la decisión de correr algunos riesgos, nos sentaremos frente a un asesor de inversiones, elegido o designado, quien nos indagará acerca de cual sería el monto de dinero disponible, por cuanto tiempo, cuanto deseamos ganar y con que “volatilidad” estaríamos dispuestos a convivir.

En la mencionada reunión, café mediante, seguramente se escucharán algunos términos técnicos y en lengua sajona, lo cual ayudará a aumentar la confusión de los presentes.

Mientras tanto la mayor atención se fijará en establecer el real valor de los activos financieros y cuanto renta se percibiría a futuro si los invierte correctamente.

Precisamente en ese momento muchas personas toman más contingencias que las que parecen querer asumir, porque se olvidan patrimonio más importante que se debería evaluar es…. ellos mismos.

Y esta idea, que bien podría resultar copiada de algún texto de autoayuda, tiene en realidad una fuerte sustentabilidad financiera que trataremos de aclarar a lo largo de este artículo.

Y es que a veces elegimos (o aceptamos) colocar nuestros ahorros según las pautas financieras “de manual” que conocemos o nos explican, y olvidamos ciertos factores personales claves que nos diferencian de otras personas.

Por ejemplo sería bueno preguntarse ¿como impactaría en nuestras finanzas personales una larga y sostenida caída de valores en el mercado de de acciones o bonos como la ocurrida durante los diez primeros meses del año 2008?

Recordemos que en aquel momento los precios de las deudas corporativas más confiables (rating AAA) cayeron 24%. Y peor aún, las acciones americanas perdieron en promedio un 36%.

Sin duda sobrellevaron mejor ese mal trance aquellos con “espaldas propias” para esperar el fin del temporal frente a quienes se apalancaron –endeudaron- para especular en la bolsa ilusionados con pagar su crédito con las potenciales ganancias a obtener.

O bien, ¿que pasó con aquél que en el año 2006 adquirió bonos corporativos para obtener una renta y comprar una maquinaria para su industria dos años mas tarde..

Obviamente no pudo hacerlo dado le derrumbe de los precios de los activos financieros. Es que existen “inversores”, no “inversiones”. Y cada persona tiene necesidades, posibilidades y deseos propios acerca de la evolución de su patrimonio, y resulta incorrecto aplicar técnicas con parámetros generales para considerar diferencias singulares.

Por lo tanto, la clave es escucharse a sí mismo y tratar de diseñar el “traje a medida” con el cual uno pueda convivir de la mejor manera posible.

Para ser coherentes con lo dicho hasta aquí veamos posibles situaciones individuales. Todo individuo enfrenta contingencias en la regularidad sus ingresos los cuales muchas veces se relacionan directamente con la evolución de las acciones y bonos, por ejemplo un asesor de inversiones o un analista o empleado de banco cuyo salario estaría amenazado si las cosas anduvieran mal en el mercado financiero.

También el Contador Público que liquidará los impuestos de esas personas, difícilmente podría cobrar sus honorarios si sus clientes tuvieran un traspié en sus trabajos.

O tal vez un jubilado (afortunado) que ayudara su presupuesto de gastos con el cobro de intereses de bonos de deuda soberana o corporativa y fuera sorprendido por un default. Porque no un rentista de inmuebles, cuyas entradas de dinero se erosionaran con la inflación.

Tomando en cuenta los ejemplos anteriores poco importa el pensar que el mercado en algún momento tomará una senda creciente, porque las necesidades diarias se mantendrán con independencia de de que las bolsas suban o bajen.

¿Se considera esa realidad a la hora del diseño un portafolio de inversiones? ¿Cómo afectará a cada quien apostar, por ejemplo, a títulos Boden xv de vencimiento cierto y rendimiento en dólares o a cupones en pesos de PBI dependientes del irregular crecimiento de nuestro país.

En realidad, la mayoría de estas preguntas pocas veces nos formulamos esas preguntas. Uno de los problemas más comunes en la administración de inversiones es que en tiempos de relativa estabilidad tendemos a olvidar algunos sinsabores vividos en el pasado, y apuntamos solamente a ganar más, como si eso todo dependiera solamente de nuestros deseos.

Y a veces, cuando queremos ser un poco más racionales al tomar decisiones, aparece el inefable amigo que en el hoyo 7 nos recuerda lo maravilloso de sus retornos financieros comparados con la pobreza de nuestros resultados.

Resultaría mas provechoso entonces que las decisiones se apartan un poco de las sensaciones, ya que ser optimista o pesimista en cuanto a como evolucionará el mercado se opone muchas veces a cuanto riesgo personal puede tomar en el.

Entonces cuando se diseña una estrategia de inversiones mejor pensarse en relación a los ingresos propios como si uno mismo fuera una “acción” cuyas entradas pueden variar, o un bono de buena calidad con retornos menos deslumbrantes pero mas estables.

Quienes tengan un salario u honorarios relativamente inalterables pueden apostar al mercado accionario. Pero para aquellos que tienen profesiones fluctuantes como la de vendedor de automóviles o profesional independiente, mejor elegir productos financieros más estables que les permitan obtener ciertos ingresos en los “malos tiempos”.

El propio Capital Humano
Cuál es el principal activo personal? Obviamente no son “cosas” como bonos acciones o inmuebles sino el propio capital humano y su capacidad de generar “ganancias”. Ese es el termómetro de los futuros flujos de fondos, el producto de cuanto se haya invertido en si mismo, y las circunstancias que lo rodeen, por supuesto.

Sería útil pensar en los ingresos mensuales como dividendos del propio capital humano. De hecho cuando se es muy joven gran parte del patrimonio personal estará dado por la capacidad futura de producir ingresos, más allá de cuanto efectivo se disponga hoy en el bolsillo.

Descubra la verdadera tolerancia personal al riesgo
El paso siguiente sería entender si la sensibilidad de sus ingresos o fuente de trabajo es parecida a la que tiene el mercado accionario, a la cual definiremos como “Beta”.

Si una acción tiene Beta 1 su valor se moverá en consonancia con lo que pase con las Bolsas. Un Beta mayor a 1 indicará que ante una baja del stock market el papel perderá aún más valor que aquel. Y un beta menor a 1 indicará que la acción declinará menos que el mercado.

En el mismo sentido si su beta personal fuera de 2, ante una merma de mercado igual a 25% sus ingresos de fondos bajarían50%.

Y quienes quieran formarse una idea del Beta personal deberán recordar que le paso a sus ingresos profesionales cuando los mercados fueron cuesta abajo.

Por ejemplo es casi seguro que el Beta de un Juez de cualquier Corte Suprema del mundo se acerca a cero debido a la estabilidad de que gozan. Pase lo que pase en el mercado de valores tendrá su sueldo acreditado en cuanta a fin de mes.

Por lo tanto las personas cuya estabilidad en las retribuciones se asimile a la mencionada podrían asumir podría asumir más riesgos en sus finanzas personales, por ejemplo manteniendo un portafolio 100% en acciones.

Y no porque sientan que el mercado subirá a corto plazo sino porque el balance personal de sus ingresos se lo permite, ya que su beta es cercana a cero.

Pensemos ahora en la posición de un gerente de ventas de una concesionaria de automóviles. Durante los dos últimos años obtuvo buenas rentas, pero en el período 2001 al 2003 sus ganancias por comisiones seguramente cayeron significativamente.

Probablemente casos como el citado se encuentren en el extremo opuesto del ejemplo anterior.

Como se ve a veces el beta personal poco tiene que ver con el del mercado. Y conocer el primer factor es absolutamente indispensable para cada uno, para poder entender cuanto riesgo individual se puede asumir en sentido real y práctico, no emocional o cabalístico. Ignorarlo puede resultar mucho más peligroso que un descenso de cualquier Bolsa del mundo.

Sin dudas el desconocimiento de los límites de la capacidad financiera para afrontar riesgos y aprovechar oportunidades permite que, en tiempos de bonanza o de crisis por igual, algunos se perciban seguros arriesgando en acciones de compañías poco estables mientras otras personas depositan sus ahorros solo en una caja de seguridad.

Algunas herramientas prácticas para tomar decisiones
Una vez que se descubra cual es la íntima y práctica capacidad de tolerar altibajos financieros (el beta personal),correspondería pensar como estar seguro que el riesgo a tomar en una inversión es el correspondiente a tal situación. Para ello, habría tres componentes a considerar.

1. Lograr un balance. Esta estrategia que se guía en parte por el sentido común y está mas lejos del miedo o la sola ambición, por lo tanto es la menos usada.

Supongamos que se tiene un alto Beta, es decir que los ingresos personales varían a ritmo parecido a las oscilaciones de las acciones, bonos o tasas de interés. Entonces poco importa si se cree que el precio de aquellos activos crecerá, mejor recordar que ante dificultades macroeconómicas se tendrá que afrontar un período de menores ingresos por una posible recesión , o incluso pérdida de la fuente de trabajo.

En otras palabras, si se debe una hipoteca sobre el inmueble familiar y existen ahorros para afrontar el pago de algunas cuotas en caso de traspié, convendrá invertir las reservas en forma conservadora, no importa las fabulosas ganancias que prometan opciones mas arriesgadas. Warren Buffet hay uno solo, y no vive en Argentina

Y si tiene dudas , piense en algunos deudores europeos que sacaron una segunda hipoteca para comprar un inmueble mas grande, ilusionados con que metro cuadrado de la construcción seguiría subiendo y sus salarios también.

Por consiguiente al hacer este análisis algunas personas encontrarán que su presupuesto personal es mucho mas vulnerable de lo que pensaban.

Entonces, y dado que su capital humano o capacidad de generar ingresos está expuesto a los vaivenes del mercado, piense dos veces antes de arriesgar todas sus reservas en apuestas financieras muy volátiles. Porque en algún momento podría faltarle efectivo para pagar las cuentas diarias.

2. Repensar las opciones de seguros personales
Nuestro mayor activo personal, el capital humano, está influenciado por múltiples factores y no solo económicos. Porque somos vulnerables a riesgos tales como largas enfermedades, incapacidades o muerte.Por lo tanto las pólizas de seguros que cubren tales eventualidades están destinadas, mas allá de permitir la continuidad de un ingreso,

Y cuanto mas expuesto se encuentre nuestro capital personal al riesgo de perder “valor económico” por una enfermedad, mas deberíamos cubrirnos. Y esto conviene pensarlo “ antes que” porque el “día después” sería demasiado tarde.

Si todos aseguramos nuestro auto por los daños que a infringir a otras personas. ¿No sería lógico asegurar nuestra “propia máquina” y cubrirnos del riesgo de los daños que pudiéramos recibir?

Y esta realidad es mas cercana en la mediana edad (30/50 años) durante la cual subsistencia del grupo familiar depende de la capacidad de generar ingresos de su “capital humano".

En síntesis, muchas veces los seguros personales representan un aparte importante de la inversión en nosotros mismos
3. Ahora si, diseñe su cartera
Una vez que se aclararon los temas anteriores se podría avance en el diseño práctico del portafolio de inversiones

A esta altura ya se sabrá que tipo de activos seleccionar y se estará preparado para pedir a un consejero su ayuda para,simplemente, poner el nombre y apellido de los productos a elegir.

Poco importa si se tienen conocimientos técnicos sobre finanzas, lo importante es que Ud. ya sabe lo que necesita y, aún mas importante, conoce aquello que no se ajusta a los requerimiento de su “capital humano”.

Un último “tip”, elija solo aquellos productos que entienda cuando se las explican. Si hay algo que no se comprende por algo será y mejor dejarlo de lado.

Sin dudas nadie podría asegurar el éxito completo de una estrategia de inversiones por el solo hecho de aplicar estos conceptos, pero resulta indudable que el (no) uso de los mismos podría ayudar a potenciar las pérdidas y angustias económicas personales.

No hay comentarios: