miércoles, 15 de septiembre de 2010

Cambios de manos en la riqueza global

Desde el año 2007, y hasta el presente, la mayoría de los hogares del llamado “Primer Mundo” perdieron buena parte de su patrimonio y ahorros a manos de la crisis global. Y tal vez la excepción a ese fenómeno lo constituyan, por ejemplo, países como China, Argentina o Brasil, en los cuales algunos segmentos sociales incrementaron su poder adquisitivo y patrimonial.
Pero en otras naciones, como los EEUU especialmente, aún queda un largo camino hasta (cuando y si) restituir el standard de vida y empleo del que gozaba su población hacia mediados de la presente década.
Según da cuenta la compañía de seguros Alliance, en su reporte anual publicado recientemente (Allianz Global Wealth Report 2010), la acción de los mercados financieros y la crisis económica que se desató en el año 2008 impactaron profundamente tanto en la generación de riqueza como en la distribución del ingreso en (casi, agrego) todo el mundo.
Y, para explicar ese fenómeno se podrían tomar dos ejemplos paradigmáticos muy claros, las economías de EEUU y de Grecia, en las cuales las personas vieron caer el valor de sus ahorros y salarios en forma tan significativa que se podrían modificar las tendencias de crecimiento de ambos países en el futuro. Por otra parte, y también fruto de la recesión global, la confluencia entre los niveles de riqueza entre algunos sectores sociales de países pobres y ricos se incrementó últimamente.
Las conclusiones del informe mencionado dejarían traslucir que la actitud especulativa de los mercados financieros desde mediados del año 2007, no solo afectaron la confianza del consumidor y el grado de producción de bienes y servicios en el mundo, sino que además podrían haber jugado un rol preponderante para desencadenar la crisis económica internacional que sobrevino a la caída de Lehman Brothers, en setiembre del año 2008.
Por lo expuesto, y a juzgar por una encuesta que involucró datos aportados por cincuenta países, el stock global de ahorros atesorados por el sector privado que ascendía a USS124.000 billones en el año 2007, se encuentra actualmente reducido a USS119.000 billones, esto implica una merma de un 4% en tres años.
Y a esta variación negativa correspondería agregarle la depreciación del valor del dinero, tanto por inflación como por las gigantescas emisiones monetarias efectuadas por los principales bancos centrales del mundo para reactivar la economía y el consumo.
Por supuesto, las características de ese mapa de desinversión y pérdida de riquezas varían según la región del planeta que se analice.
En ese sentido las familias de los EEUU se vieron fuertemente afectadas debido a que, conforme a su cultura, apostaron buena parte de sus reservas en acciones y otros productos especulativos del mercado, como hipotecas subprime. Y opuesta fue la suerte de los germanos ya que, al ser más conservadores, destinaron la mayor parte de sus excedentes personales a productos tales como bonos de deuda gubernamental.
Incluso, al analizar la evolución de los resultados brindados por los productos financieros en un plazo mayor al último trienio también es posible observar que las rentas obtenidas podrían calificarse como magras.
Entonces, y mas grave aún, algunas estimaciones indican que el rendimiento de los portafolios de inversión devengaron en promedio un 2,8% anual en el período 2001-2010.Y esto significó un rendimiento sustancialmente menor a la inflación internacional de ese período, calculada en 3,4% anual. Lo mencionado implica que quienes invirtieron en los mercados financiero, en promedio, perdieron un 6% de su capital a valores constantes en los últimos 10 años.
Sin embargo, y según lo expuesto hasta aquí convendría hacer por lo menos dos aclaraciones. En primer lugar, se mencionaron promedios de rendimiento financieros según estudios globales estadísticos. Esto implica que muchos inversores pudieron obtener en sus carteras de inversión ingresos sustancialmente superiores a los descriptos, conforme a la eficiencia o sentido de la oportunidad con los cuales hayan administrado dichos activos.
Además, y he aquí una sorpresa, las familias de muchos países emergentes vieron achicar la brecha de sus ahorros con las de las naciones tradicionalmente más poderosas. Y esto sería así debido a que los primeros se expusieron en menor medida al deprimido mercado accionario y, además, que las economías de sus países crecieron más rápidamente que las de las llamadas “naciones maduras”.
Por lo expuesto, y de acuerdo con algunos estudios recientemente conocidos, el patrimonio de las personas de las regiones menos ricas del mundo creció siete veces más más rápidamente que la de los países históricamente más opulentos. Por supuesto que, tomada en valores absolutos, la diferencia entre unos y otros es aún muy significativa.
Por otra parte, y también relacionado a los cambios mencionados, una fuerte modificación en los hábitos de inversión puede observarse en todo el mundo durante los últimos años, producto tanto de los bajos resultados obtenidos, como del incremento de los riesgos.
Hacemos referencia a un, verificado, mayor apetito por ahorrar en instrumentos financieros de menor riesgo y exposición a las bruscas fluctuaciones de precios. Por lo expuesto, mientras las acciones ocupaban un 40% de participación en los portafolios de los inversores globales hasta el año 2007, actualmente esa proporción cayó al 34%. Por el contrario los depósitos bancarios en plazo fijo o cajas de ahorros crecieron desde un 28% hasta un 33%.
Y es muy posible que esa aversión al riesgo, traducida en la preferencia por productos de alta liquidez y baja volatilidad, se incremente en los próximos años. Y esto sería reflejo de los temores acerca del futuro desarrollo de la economía de todo el mundo, y de la incertidumbre acerca del futuro de muchas empresas cuyas acciones cotizan en los diferentes mercados.
Por supuesto que juega a favor de la realidad mencionada en el párrafo anterior, el que muchos gobiernos del mundo ofrecen actualmente, de una manera u otra, garantías a los ahorristas acerca de que sus depósitos en bancos privados les serán devueltos sin mayores inconvenientes. Una certeza de la cual carecen los apostadores de cualquier otro mercado

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