Gabriel Holand
Una noticia de gran relevancia sacudió la semana pasada la actual modorra de las Bolsas globales, una clama atribuida a la incertidumbre de los inversores, que no se atreven a jugar su dinero en activos de renta variable, temerosos de nuevas y malas noticias sobre el crecimiento de la +economía del mundo desarrollado.
Y esa novedad, revelada por el diario londinense Financial Times, sostiene que la próxima oferta accionaria que la empresa brasileña mixta de petróleo, Petrobras, lanzará al mercado global despertaría un enorme interés en China.
En ese sentido, hace apenas un año, el Banco de Desarrollo de China (CDB, por sus siglas en inglés) apoyó a la compañía brasileña con un préstamo de u$s10.000 millones con el objetivo de financiarle al gigante petrolero latinoamericano sus planes de expansión y, también, la compra de mercaderías y servicios fabricados por el Dragón asiático.
Además, y en un paso estratégico sin precedentes, Beijing le aseguró al gobierno del presidente Lula un acuerdo de compras a largo plazo por el cual Brasil le proveerá a la empresa petrolera china Sinopec 200.000 barriles diarios de crudo, los que serían producidos por los nuevos yacimientos descubiertos por nuestro socio del Mercosur.
Sin embargo, una duda central aqueja a los especialistas en el tema: ¿el precio de venta por barril fijado por el gobierno brasileño será el correcto?
Y esa pregunta es absolutamente pertinente ya que, según algunas estimaciones, Petrobras podría llegar a pagar un precio muy caro por extraer el oro negro de las reservas recientemente descubiertas.
Recordemos que según las leyes vigentes en el hermano país, el estado federal es el dueño de la plataforma submarina que contiene el yacimiento de petróleo, y le vende a Petrobras el derecho a explotarlo a un determinado precio por barril.
Por supuesto que si hubiera una subestimación en los costos a incurrir para obtener el combustible, todo plan y el precio de la acción de Petrobras podrían sufrir las consecuencias.
El valor de compra. En el año 2006, Brasil detectó que a 350 kilómetros de tierra firme, y a 700 metros bajo el nivel del mar, se encontraría un yacimiento con una cantidad de petróleo tal que su obtención multiplicaría exponencialmente la producción existente de crudo del país.
Dada esas características geográficas mencionadas, sería obvio que el esfuerzo tecnológico para lograr obtener y bombear el combustible a la superficie sería muy importante. Ahora parecería, además, que conseguir los fondos para tal emprendimiento constituiría una ardua tarea también.
Petrobras, la mayor empresa petrolera latinoamericana (49% propiedad del estado brasileño y 60% en manos privadas) tendrá que pagar al estado brasileño 8,51 dólares por cada barril que obtenga de la explotación.
Sin embargo, los especialistas indican que, teniendo en cuenta los costos potenciales de extracción, dicho valor es un 25% más caro de lo que las estimaciones de gastos permitirían aceptar.
En otras palabras, para que la operación tenga chances de resultar rentable y cubra los riesgos potenciales, Petrobras debería pagar al estado brasileño no más de u$s6 por cada unidad extraída.
Una cuestión de caja. Por lo expuesto anteriormente, la fijación de un razonable valor económico para las reservas del mineral en cuestión se transformó en una cuestión básica, ya que la corporación petrolera necesitará salir al mercado global de capitales a buscar los fondos que necesita para encarar su explotación, más aún teniendo en cuenta que se pretenderá pagar a los prestamistas con acciones, y no con efectivo.
De acuerdo con esto, el 30 de septiembre Petrobras lanzará al mercado la oferta de venta de nuevas acciones (derechos) por un total de u$s25.000 millones.
El gerenciamiento de la explotación. La futura extracción del hidrocarburo se realizará, tal como dijimos, en un entorno natural que presenta importantes dificultades de acceso y operabilidad. Por otra parte, el gobierno brasileño demanda que el 65% de los servicios de perforación, transporte y obras de infraestructura relacionadas sean provistos por empresas brasileñas.
Y esto preocupa seriamente a los potenciales inversores, ya que tal requerimiento de “compre nacional” requeriría, entre otras condiciones, entrenar a trabajadores brasileños en tareas en las que hasta hoy carecen de suficiente experiencia, lo que demandaría mayor tiempo en la ejecución de las obras. Y, es sabido, que a los dueños del capital les interesa primero la obtención de ganancias con los menores riesgos posibles, antes que el desarrollo del mercado laboral local.
Por otro lado, los accionistas minoritarios de Petrobras no se muestran muy contentos con las características de los acuerdos a suscribirse, y esto se debe a que, al pagar la empresa a los grandes inversores con acciones, los más chicos verían diluido el valor de su participación societaria. A consecuencia de esos potenciales conflictos de intereses, el lanzamiento de las nuevas acciones, y por lo tanto de la explotación del yacimiento, podría demorarse más de lo previsto.
El contexto político. Probablemente presionado por las próximas elecciones, el gobierno brasileño buscará alternativas para resolver las disputas en ciernes con el menor costo político posible. Y, sobre todo, tratará de evitar cualquier acusación de que apura la resolución del tema para esgrimirle logro en su campaña política.
En ese sentido, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ya anunció que utilizará los nuevos recursos que proveería la explotación del mineral para financiar el gasto oficial en planes de educación, infraestructura y viviendas.
Pero, y antes de pensar en cómo gastarlo, habrá que ver cuándo y de qué manera Petrobras consigue el dinero necesario para su gigantesco emprendimiento.
Conclusiones. Es muy probable que todas las dificultades planteadas encuentren solución, dada la importancia del proyecto.
Sin embargo, habrá que ver a qué costo se arribaría, el cual impactará en el valor de la acción de Petrobras y en su futuro flujo de ganancias.
Y si ése es un punto importante para todos los inversores, para los minoristas adquiere relevancia decisiva a la hora de decidir comprar las nuevas acciones a emitirse.
Sobre todo si recordamos que la base de cualquier ganancia financiera radica en adquirir barato primero y, después, preocuparse por el futuro precio de venta, regla válida para operar cualquier activo de inversión.
martes, 21 de septiembre de 2010
Petróleo brasileño y dinero chino
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