Distintos análisis originados en los mercados de capitales del mundo muestran cierta euforia por la –aparentemente excepcional e inesperada- recuperación de la producción europea y, a la par, cierto desánimo en relación a los –supuestamente inminentes- riesgos de una nueva recesión en los EEUU.
Y, como la dinámica de la economía se nutre en buena medida por expectativas, convendría profundizar y entender si esos estados de ánimo que reflejan algunos especialistas se encontrarían estrictamente fundamentados o si, por el contrario, merecen algunas reflexiones adicionales para “ajustarlos” a la realidad. Por lo menos, desde el punto de vista de quien escribe esta columna.
Cuidado con las falsas expectativas
Las estrategias instrumentadas por Europa y EEUU para emerger de sus problemas económicos derivados de la crisis del año 2008 fueron distintas.
Por el lado de la eurozona, se dispusieron planes de ayuda monetaria enfocados a evitar los impagos en las deudas soberanas de sus miembros más débiles. Para ello se implementaron ajustes fiscales destinados a proteger la calidad de las carteras crediticias de los bancos de la alianza, algunos de ellos fuertemente comprometidos por su exposición a bonos gubernamentales de países como España o Grecia, entre otros.
Y esta forma de usar el dinero público, lógicamente, quitó posibilidades de estimular crediticiamente el consumo interno, fortaleciéndose en cambio la generación de excedentes fiscales, tales que permitieran a los países en problemas cumplir con sus compromisos. Por lo tanto, la única vía existente hoy en día para el crecimiento de las economías de la UE es la de generar mayores exportaciones.
Estados Unidos procedió en forma distinta, implementando estrategias para estimular el consumo interno y el empleo, obteniendo, hasta ahora, pobres resultados. En síntesis, el contundente programa de ayuda monetaria lanzado por el presidente Obama lejos estuvo de alcanzar sus metas en ese sentido.
Las razones para tal contrariedad responden a distintos orígenes: por un lado los bancos y las empresas de Norteamérica retuvieron buena parte de los recursos monetarios en vez de volcarlos al mercado y , también, los ciudadanos americanos mostraron últimamente mas entusiasmo por ahorrar dinero, antes que a gastarlo, debido al miedo a perder sus fuentes de trabajo.
El porque de los temores y las esperanzas
El Producto Bruto Interno de EEUU, a julio de 2010, muestra un crecimiento anualizado del 2,4%.Y ese ritmo de desarrollo puede disminuir tanto que, algunos analistas prevén una nueva recesión para dicho país cuya economía es –todavía- la más grande del mundo.
Y una de las –fundamentadas- preocupaciones que justifican ese sobresalto se debe a la magra generación de empleo por parte de las empresas. Los 71.000 nuevos puestos creados durante el pasado mes de julio, ni remotamente alcanzan para revigorizar a la sociedad americana la cual, según palabras de la propia FED, necesitaría producir 276.000 posiciones de labor por mes para reconstruir el mercado de trabajo.
¿Porque las empresas prefieren no tomar nuevo personal? Porque temen al futuro, y prefieren obtener -exprimir, en términos no académicos- la mayor productividad posible de sus actuales dotaciones ,antes que comprometerse con nuevas incorporaciones de recursos humanos.
Mientras tanto, la misma Europa que hasta hace pocas semanas soportó reiterados pronósticos agoreros, tales como la desaparición de su moneda y de la alianza plurinacional misma, recibe hoy - de parte de algunos- renovados votos de optimismo acera de su futuro bienestar.
Es que la Unión Europea, contrariando todos los pronósticos de hace apenas seis meses atrás, creció últimamente mas que su competidor angloparlante de la orilla oeste del Atlántico. Claro está, aquí se trata de hablar de Alemania a la cabeza, y “del resto” de sus países vecinos.
Esto quiere decir que la nación germana conforma, por lejos, la fortaleza del-inesperado- “boom” de crecimiento europeo del último cuatrimestre, forjado a través de sus exportaciones a los países emergentes como China, Brasil e India. Crease o no, los mayores envíos a esas ricas naciones del mundo fueron fundamentalmente automóviles Audi, BMW y Mercedes Benz.
Tal es así que la primera empresa explica su enorme crecimiento por la venta de vehículos a China, donde es líder indiscutido del mercado de vehículos de alta gama, con más de 51,000 unidades vendidas, seguidos por BMW con 34,179 y Mercede Benz con 24,100.
Así mismo otros países de la eurozona, sobre todo Francia, se vieron beneficiados por la comercialización a los países “nuevos ricos” de variados productos de lujo. Y convendría recordar aquí, como para mensurar la magnitud de lo explicado, que solamente la población sino-india totalizan casi 3.000 millones de habitantes, si bien quienes pueden consumir los artículos mencionados son una pequeña porción de esa demografía.
Por lo expuesto, y a título de ejemplo sobre esa situación de bonanza, mencionemos que el nivel de desempleo en Alemania es hoy casi el mismo que al comienzo de la crisis global del año 2008, es decir de 7,6%, un resultado mas que bueno si se compara con el de sus países socios.
A los grandes de occidente los une la necesidad
Los argentinos diríamos “se dio vuelta la taba”.Y es que hasta hace poco tiempo el escenario global lucía exactamente a la inversa. Parecía, entonces, que el crecimiento de EEUU despegaría en forma rápida debido a la ayuda gubernamental, mientras Europa se debatía en indecisiones políticas que demoraban la instrumentación de cursos de acción para salir de su marasmo, mientras los temores al default soberano y a una mayor recesión se acrecentaban.
En aquellos momentos, y como consecuencia a dicho desasosiego, el dólar se fortaleció contra la moneda euro.
Y si bien eso sirvió para que aumentaran las exportaciones del Viejo Continente hacia el resto del mundo, también, se encarecieron las importaciones que la UE realiza desde los EEUU, y que superaron en el año 2009 los USS220.000 millones de dólares.
A su vez el volumen de exportaciones de la alianza al país del norte alcanzó a USS281.000 millones el año pasado.
Por otra parte, y dado que la mayor cantidad de transacciones de comercio internacional se realizan en dólares estadounidenses, un fortalecimiento excesivo de esa moneda contra la canasta de divisas globales podría alterar las los precios relativos de las mercaderías transadas en el mundo.
Por todo lo expuesto, y como es posible deducir por los ejemplos mencionados, el bienestar de los europeos y norteamericano se encuentra totalmente interrelacionado entre si.
Es demasiado pronto para que la UE festeje.
Dijimos que Alemania es quien lidera, y por lejos, la mejora de la alianza. Pero tantos otros países permanecen muy débiles. El ejemplo más claro sería España que con casi un 20% de desempleo ve .además, crecer muy poco su economía y, en ese sentido, le gustaría mucho tener dificultades “parecidas “a las que muestra EEUU.
Y aún la misma Alemania mejoró en base a las exportaciones, y no por mayor demanda de su mercado interno. De hecho, las ventas de Mercedes Benz, si bien aumentaron en el mundo, cayeron en su país de origen.
Así que también a los países del euro les importa que al resto de las naciones del mundo les vaya bien, aunque mas no sea para que le sigan comprando productos.
EEUU y los riesgos de una nueva recesión (“W”)
Yendo al continente americano, prestigiosos analistas temen que el país del norte, luego de una incipiente recuperación de su actividad económica, vuelva a caer en un profundo abismo de menor producción y consumo.
Desde nuestro punto de vista, la recuperación norteamericana perdió mucha fuerza ya que , una vez que las empresas de se país repusieron sus stocks, no avanzaron con mayores inversiones productivas.
Sin embargo -creemos que- para volver a los momentos de mayor receso-y aún de deflación- deberían darse algunos hechos que aún no se verifican. Entre otros que las empresas decidieran cortar mas puestos de trabajo o reducir sus gastos y nuevas compras de materias primas. Y esos valores ya se encuentran muy bajos.
Por otra parte, reconocen los ejecutivos, las empresas están sentadas sobre su stock de liquidez por incertidumbre acerca del futuro, con lo cual tienen efectivo para invertir, si lo creyeran conveniente.
De hecho, todas las miradas de las corporaciones están puestas en la Casa Blanca y en la FED.
Del presidente Obama esperan que no aumente el déficit fiscal y, por lo tanto, no haga falta aumentar los impuestos.
De Ben Bernanke, chairman de la FED, se aguarda que reafirme su compromiso de proveer más liquidez al mercado, tal como sucedió cuando el banco central americano recientemente volcó al mercado el dinero cobrado de créditos hipotecarios.
También es cierto: la mayor emisión monetaria en EEUU no llego, hasta ahora y como dijimos, a los bolsillo de empresas y consumidores. Por lo tanto poco ayudaron los casi USS 800.000 millones impresos, en el sentido de mejorar el empleo y el consumo.
En síntesis, los riesgos existen tanto para la Unión Europea como en Estados Unidos.
Y las sorpresas descritas, positivas y de las otras, que mostraron ambos colosos últimamente están lejos de ser inalterables.
En todo caso, ya sea en el festejo o en la aflicción, el bienestar de los dos depende de influencias recíprocas, y se encuentra totalmente entrelazado.
sábado, 4 de septiembre de 2010
Ecxesos de temor en EEUU y de euforia en Europa
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