sábado, 4 de septiembre de 2010

No suben las cotizaciones del euro ni del yen, simplemente se debilita el dólar

El escenario actual, y los pronósticos, acerca del devenir del entorno económico y financiero mundial se modifican diariamente, según el tenor de las noticias pesimistas, o muy pesimistas, que revelan la realidad de los países desarrollados.

En ese sentido, actualmente, los inversores globales renuevan sus temores sobre una nueva recesión en EEUU, y aún dudan de la-aparente- recuperación europea, por lo tanto prefieren refugiarse en activos que consideran más confiables, antes que aventurarse en opciones de mayor riesgo.

Y realmente la situación descripta en el párrafo anterior parece calcada, no solo de la mayoría de nuestras columnas del corriente año, sino que también de las notas que ofrecen últimamente la mayoría de los medios especializados en finanzas del mundo.

Es que la cotidianeidad global se tornó, al menos en lo que a la economía se refiere, mas difícil de predecir después de la crisis que se desató hace dos años y, aún más, debido a los avances –tenues- y a los retrocesos-marcados- en la actividad productiva del mundo, que desorientan continuamente a quienes tienen que tomar decisiones de inversiones, ya sea en las finanzas o en la economía real. Y esta incertidumbre se refleja en todos los continentes

Y, en un episodio que reitera ese desconcierto, nuevamente el franco suizo vio crecer su valor en relación al euro y el yen alcanzó su máximo nivel contra el dólar de EEUU desde el año 1995.

Si, la información es correcta, e indica que la moneda de un país como Japón, imposibilitado de avanzar desde hace veinte años, resulta útil como refugio para los capitales de inversión financieros. En el mismo sentido, la divisa de Suiza, nación cuyo mayor aporte a la generación de riqueza mundial es actualmente el de constituirse en la bóveda bancaria más grande del planeta, se ve beneficiada por la llegada de nuevos y temerosos flujos de liquidez desde todos los puntos cardinales.

Es obvio, entonces, que quienes posicionan su dinero en esas plazas no lo hacen esperando obtener ganancias por el empuje de sus economías, sino simplemente buscando un lugar que parezca menos riesgoso en el mundo.
Y, para quienes se pregunten porque no se elige a la poderosa China –y al yuan-como espacio de seguridad para proteger el dinero, les sería útil recordar que las regulaciones vigentes en ese país mantienen-aún- al mercado financiero cerrado al acceso del “gran” público” extranjero.

Todo cambia, y muy rápidamente

Hace apenas tres meses los mercados, en pánico por la crisis de deuda soberana en Europa, corrieron a depositar su dinero en la moneda dólar, huyendo del yen o de la libra británica.
Entonces el “greenback” volvió a tomar fuerza como garantía de fiabilidad frente a la inestabilidad de los signos monetarios del resto del mundo y , además, EEUU daba entonces señales de recuperarse de su persistente receción.

Sin embargo, a mediados de agosto y repentinamente, el valor de la divisa norteamericana cayó a su precio mas bajo contra el yen japonés de los últimos quince años, si 15 años. También se debilitó la moneda de Washington contra el euro, y tocó una paridad de 1,29, cuando durante el mes de plena crisis de la alianza (junio) ese valor se ubicó en 1,19.

Y todo eso porque la persistencia del alto desempleo en EEUU, mas la aceptación por parte de la Reserva Federal de que la recuperación americana “probablemente sería mas débil de lo esperado, demostraron que el fortalecimiento de la divisa estadounidense era circunstancial y tenia los pies de barro.

En ese momento el banco central estadounidense comunicó que mantendría las tasas de interés bajas por largo tiempo, y que proveería de mayor liquidez a la plaza para facilitar el crédito y el consumo. Además, que liberaría al mercado nuevos fondos provenientes de recientes cobranzas de bonos hipotecarios.

En otras palabras, los dichos del titular de la FED dejaron traslucir que el organismo se alejaría de su política de- cierta- firmeza en el control monetario y que, probablemente, se permitiría una mayor debilidad de la moneda, como medio de ayudar a las exportaciones y favorecer la balanza comercial americana.

Entonces los operadores reaccionaron contrariados, y volvieron a vender sus dólares, dado que esperaban que Ben Bernanke ratificara una estrategia tal que permitiera sostener el valor de su divisa.

Además ese cambio, percibido como una relajación en la estrategia monetaria sobre la divisa de mayor circulación en el mundo, fue en sentido totalmente opuesto a la actitud que, en ese mismo momento, tomó el banco central japonés que mantuvo sin cambios su estricta política de control de la emisión. De esa manera, la divisa nipona se fortaleció en credibilidad y, temporalmente creemos, reforzó su valor frente al dólar.

¿Se mantendrá la firmeza del euro y del yen?

La moneda de la alianza europea retomó cierto impulso porque los mercados recuperaron confianza en que las medidas tomadas por el ECB (banco central europeo) evitarán el default masivo de las deudas soberanas, y por lo tanto, evitará la ruina del sistema financiero y la moneda de ese continente. Por otro lado, ciertos datos de la economía real muestran que la producción europea creció en los últimos meses.

Sin embargo, dicha mejora se debió, sobre todo, a Alemania. Y no pueden decir lo mismo España, Grecia o Portugal. Por lo tanto los problemas de crecimiento-y ni hablar del consumo-persisten en la eurozona, y la única vía de revertir esa situación sería mediante un euro mas débil, que permitiría mantener las exportaciones en aumento. Por lo expuesto, un nuevo retroceso en la paridad de la moneda euro frente al dólar sería necesario para los germanos y sus socios.

La relación dólar /yen se enmarca en una realidad distinta a la de los países europeos. Y, a corto plazo, el valor de la moneda nipona podría seguir fortaleciéndose frente a su par americana, dado el valor de refugio de la primera frente a la mayor permisividad sugerida por la autoridad monetaria en Washington.

Por otra parte, el gobierno del nuevo primer ministro Naoto Kan sabe que su país puede soportar un período de “moneda más fuerte” sin resentir mayormente las exportaciones. Y esto sería posible porque Japón, durante los últimos veinte años, registró caída de precios internos además de que los salarios crecieron menos que en Europa o EEUU.
Todo esto hace que el imperio, aun manteniendo un tipo de cambio fortalecido, mantenga su economía competitiva frente al resto del mundo.
Sin embargo, y a mediano plazo, no tendría sustentabilidad pensar que la moneda de un país que está decreciendo económica y demográficamente, pueda fortalecerse frente a la mayor economía del mundo.

Conclusiones

Hoy todas las grandes potencias sueñan con que su moneda sea la más barata del mundo, lo cual les permitiría exportar todo su stock disponible y, a la vez , impulsar la producción local porque el tipo de cambio barato desalentaría las importaciones.

Pero es inexistente la posibilidad de que todos los países del globo dejen caer el valor de su divisa a la vez, ya que sería como una calesita en la que nadie gana y todo sigue igual.
Pero por ahora, tanto la sortija como el precio de liquidación, le tocan al dólar estadounidense.

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