Mejor sería decirlo con todas las letras: junto al futuro económico de EEUU se juega buena parte de la evolución de la riqueza de todo el mundo en los próximos años.
Pero también resultaría razonable preguntarse desde algún barrio de Buenos Aires, Córdoba, Bogotá o Lima “en que puede cambiar mi vida lo que les pase a los norteamericanos”.
Y la duda sería pertinente, ya que el precio de la luz, los alimentos o el seguro médico no se modificarán en nuestro continente la semana que viene según las medidas que pudiera tomar el presidente Obama en su país.
Sin embargo, y si desde esta columna se insiste en analizar que pasa en el país del norte, es porque EEUU es –aún y por lejos- la mayor economía del mundo. Además, la presencia e importancia de las compañías estadounidense en nuestro continente siguen guardando importante trascendencia.
Y podríamos tomar como ejemplo de lo antedicho un simple dato de la realidad: las exportaciones de Latinoamérica y el Caribe crecerán un 21,4% este año según informa la CEPAL, y ese aumento se debería a las mejoras en el consumo del mercado de EEUU y a un mayor aumento de las ventas a China.
Una semana clave
Sirva lo dicho como preámbulo para adentrarnos en la agenda política y económica estadounidense, la cual podría presentar durante los próximos días noticias tales que modifiquen la sensación existente de que “todo está peor” en el país del norte.
Cuando el presidente Obama implementó los estímulos fiscales por USS800.000.000 millones recibió críticas, podríamos decir en forma maniquéa, críticas desde derecha y también de la izquierda norteamericana.
Por lo expuesto, y aún con fundamentos distintos, ambas corrientes llegaron entonces a la misma conclusión: el plan propuesto por la Casa Blanca no resolvería los problemas críticos por los que atravesaba la sociedad americana, fundamentalmente el del desempleo.
El mundo de las finanzas criticó la iniciativa porque, se decía, generaría altos índices de inflación y enormes tasas de interés.
Y la experiencia demostró que ninguno de esos dos factores se dio en la realidad, quizá sucedió todo lo contrario vistos los bajos tipos de interés existentes actualmente y con la actividad productiva más cercana a la deflación que al estallido en el nivel de precios.
Desde la vereda de enfrenta, la de los economistas enrolados en una visión mas keynesiana de la producción y el consumo, se sostenía que el plan era insuficiente y no alcanzaría, siquiera, para empezar a sacar al país de la recesión y generar suficientes fuentes de trabajo en un espacio razonable de tiempo.
Las novedades.
Y parecería que el presidente Obama habría tomado nota de la necesidad de tomar cursos de acción más audaces y profundos para salir del pantano. En ese sentido, la casa Blanca anunció ayer, día del trabajo en EEUU, la instrumentación de nuevos proyectos de ayuda monetaria destinada a reactivar la alicaída economía del país del norte y a escapar de una posible caída en “W” del producto bruto interno americano.
En primer lugar, se implementará un programa de inversiones para mejorar el estado de una amplia red de carreteras de la Unión, destinándose a tal efecto, la suma de USS50.000 millones. El objetivo buscado es, indudablemente, la inmediata generación de nuevas fuentes de trabajos.
Y además, probablemente, esa acción devuelva a las vías de comunicación terrestres estadounidenses su antiguo esplendor, según las palabras dichas por el presidente en Wisconsin “teníamos la mejor infraestructura del mundo y la volveremos a tener”.El mencionado programa, tiene un horizonte de extensión de seis años y contempla la construcción de más de 240.000 kilómetros de rutas y ,además , 6.400 de ferrocarril y 300 kilómetros de pistas de aterrizaje.
Y, complementando la acción anterior, se espera que mañana miércoles el mandatario estadounidense anuncie en Cleveland su propuesta de eliminar los impuestos que pesan sobre las inversiones en maquinarias y equipos a partir del año 2011.Esta medida, según el Ejecutivo norteamericano, representan una masas de exenciones impositivas de 20.000 millones de dólares y podrían beneficiar a 1,5 millones de empresas.
Claro está que , además de los estímulos fiscales, esas compañías confíen en un repunte de la actividad como para arriesgarse a invertir en nuevos activos fijos.
En resumidas cuentas, parecería que la administración del Ejecutivo norteamericano pretende retomar la iniciativa y abastecer a la economía de nuevos impulsos. La pregunta de rigor sería ¿serán suficientes?
Conclusiones
Si algo aprendió la sociedad estadounidense de su experiencia post crisis, es que los incentivos a la producción estuvieron lejos de causar los daños que algunos temían pero, además, que deberían ser relanzados en una escala tal que resulten suficientes para lograr los objetivos buscados.
En otras palabras, implementar esas estrategias “a medias”, implicó resolver muy pocos de los problemas de anemia en la actividad productiva. Sería necesario ,entonces, dar al presidente Obama un nuevo crédito, y esperar solo una semana para saber si la administración demócrata irá a fondo en la aplicación de medidas tales que mejoren la situación descripta.
Tal vez a ese mandatario le convendría recordar la expresión vertida por Danton, líder de la Revolución Francesa, quien argumentó en su momento “para vencerlos (a los enemigos)…necesitamos audacia, más audacia y siempre audacia, y la Patria será salvada”.
Además, y en los tiempos que corren, sería necesario sumar otro ingrediente al coraje que exigió ese abogado galo; ese agregado sería simplemente mayor presencia de la inversión pública y, además, correctamente dirigida.
martes, 7 de septiembre de 2010
Tendrá el presidente Obama la audacia necesaria?
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