LA ERA DORADA
Durante los primeros ocho años de este siglo, las principales economías del mundo mantuvieron un razonable ritmo de crecimiento, aún con la explosión de la burbuja tecnológica del año 2000 mediante. Por lo tanto los mercados financieros multiplicaron los negocios y la rentabilidad.
En ese entorno China avanzó, imparable, y acumuló reservas, y aún tuvo resto para revaluar el Yuan.
Y EEUU también sostuvo su nivel de actividad económica y niveles de empleo acordes, aunque en forma artificial y gastando mas de lo que podía, potenciando su endeudamiento interno y externo.
Por su lado, los países de la Unión Europea sustentaron el “estado de bienestar” y continuaron con la política de sumar a la alianza los estados de la ex Europa del Este, y ganaron así -sobre todo para Alemania y Francia- nuevos mercados compradores, además de conseguir nuevas fuentes de mano de obra barata proveniente del lado oriental.
Mientras tanto los bancos de la eurozona generaban una burbuja crediticia con préstamos a esos nuevos países miembros, muy por encima de la capacidad de repago de los mismos, contribuyendo así a abultar los déficit fiscales de las naciones mas débiles.
Del otro lado del mundo, en America Latina, se achicaron –algunas- enormes diferencias en la distribución de los ingresos y menguaron los amplios bolsones de miseria, entonces los países crecíeron empujados por el alza internacional de los precios de materias primas, metales, alimentos e hidrocarburos.
FIN DE FIESTA
Sin embargo, algunas señales indicaban que “algo no andaba bien” en el mundo desarrollado.
Básicamente aumentaban los temores por el endeudamiento feroz de Norteamérica y la –después demostrada-fragilidad del proceso de integración de los países de la zona euro.
A su vez la euforia de las bolsas globales, que el ex presidente de la FED Alan Greenspan llamó “exhuberancia irracional de los mercados, encontró cada vez menos fundamentos que justificaran sus henchidos resultados.
Pero el sentimiento en la economía global era similar al de una montaña rusa, en la cual se llegó a la cima con gran esfuerzo sospechándose una caída posterior a gran velocidad .Y en voz –no tan- baja, existía la sensación de que “algo malo pasaría”, aunque sin saber bien el que, el como y el cuando.
Por todo lo expuesto la crisis que se inició durante el año 2008 resultó el efecto de la aplicación de un conjunto de políticas macroeconómicas que buscaron el lucro rápido, y coronaron un proceso mundial de concentración productiva que tuvo como centro a EEUU y China, para luego impactar en Europa y los Países Emergentes.
Podríamos decir entonces que la hecatombe iniciada hace dos años fue un simple – y grave- momento de choque de fuerzas contrapuestas que competían por el mismo objetivo-maximizar poder y beneficios-sin reparar claramente en las consecuencias de esa puja.
Y todo esto condujo a que cedieran los pies de barro sobre los que estaba parada la estructura productiva comercial y financiera del mundo.
LA ERA DE LA AUSTERIDAD
De esta manera definió el economista Robert J. Samuelson a los años por venir, durante los cuales el crecimiento de la riqueza sería mínimo y, por lo tanto, la reasignación de los recursos, obligada.
Y llegamos al año 2010.
Lo iniciamos preocupados por los riesgos de default en Europa y lo terminaríamos abrumados por los temores de una nueva recesión-tipo W”- en EEUU, nación que aún es el mayor mercado consumidor del mundo, por lo cual sus avatares impactan en modo superlativo sobre el comercio y las finazas globales.
Por lo cual, y vistas las amenazas existentes en los mercados europeo y norteamericano, las esperanzas de una recuperación global un poco más rápida quedaron casi en el olvido.
Y, a juzgar por algunos sucesos sucedidos en el entero escenario político y económico, parecería que llegó el momento de “aclarar algunas cuentas” o, para decirlo mas claramente, entender que los años por venir agudizarán las crisis por la supremacía comercial y financiera global, características de “aquellos momentos en los cuales algo viejo está muriendo y aún no termina de morir, y al mismo tiempo algo nuevo está naciendo pero aún no termina de nacer. “
Y en ese sentido existen numerosas algunas claves del actual momento histórico.
• EEUU quiso reactivar su mercado interno y también mejorar su ritmo de exportaciones, Entonces necesitó convencer a China para que revalúe su moneda, porque no tuvo- a diferencia de otros tiempos- el poder necesario para forzar al Dragón a tomar tal decisión.
• Así mismo el país del norte generó una emisión monetaria cuantiosa con el fin de mejorar la demanda doméstica, pero las contradicciones entre los factores de poder en el país del norte hicieron que tal política hasta ahora no lograra su objetivo, por tardía, insuficiente y erróneamente instrumentada.
• Tal lluvia de dólares llegó a los Emergentes a través de los mercados de capitales, estimulando su economía pero generando temores de inflación y posibles burbujas especulativas, además de alzas de los tipos de cambio que redujeron algunas las ventajas competitivas para sus exportaciones.
• En la zona del euro, la falta de integración entre las capacidades productivas de sus miembros consolidó una enorme brecha en la generación de riqueza, favorable a Alemania y Francia y en detrimento de los demás socios.
• En esa región, acosada también por la recesión y el desempleo, se cortaron muchos planes de ayuda social y a la vez se elevaron los impuestos al consumo como remedio para los excesos de gastos públicos.
Sin embargo la reducción de la demanda generada por tales medidas podría desalentar nuevas inversiones privadas y, paradójicamente, requerir mayores aportes gubernamentales para subsidiar a los sectores mas carenciados.
• Tal ajuste de gastos podrían generar en países como España, Irlanda, Gracia y Portugal podrían generar mayores excedentes de caja para pagar sus deudas con los grandes bancos de la eurozona. Pero, como se dijo, si la economía no se reactivara nuevos dineros oficiales deberían se utilizados para garantizar la paz social.
Y ese dilema de la “frazada corta” lleva a muchos analistas a pensar que los default de gobiernos europeos podrían sucederse en el futuro.
POR ULTIMO, EL PRIMERO: CHINA
Permítase usar una imagen futbolera, tan cara para los argentinos: el Dragón va ganando el partido del liderazgo global por abultado score y, aunque sabe que falta mucho para terminar dicho encuentro, confía en sus recursos y “aguanta” dejando que el desgaste lo haga su rival,EEUU.
Además, y como si fuera “el Diego”, todos los países quieren salir en la foto con la segunda economía del mundo, esperando recibir algún beneficio de ello.
Sin embargo Maradona hay uno solo, y por tanto a los chinos también los alcanzaron los sinsabores de la economía: por ejemplo los riesgos de burbujas inmobiliarias, o necesidad de controlar el desempleo que demostró ser potencial generador de severos conflictos sociales.
Así que, y con razón, se sienten potencia además de confiar en que el futuro tiene “los ojos rasgados”.
PERO, SIEMPRE EXISTE UN PERO
Como para acentuar las incertidumbres profusamente enumeradas en la presente columna podríamos sumar algunas incógnitas que se plantean hacia el futuro próximo.
En consecuencia, y según afirma el FMI, durante los próximos cinco años China crecería un 57% e India casi el 50% en el próximo lustro, mientras EEUU llegaría solo a trepar un 15%.
Del otro lado, señala el mismo informe, Portugal, Grecia y Venezuela junto a España e Italia serán los que menos riqueza generarían en ese período de tiempo.
Por lo tanto las dos naciones asiáticas, junto a un grupo de países en desarrollo de América Latina, conformarían el marco de crecimiento global del futuro.
Sin embargo algunos memoriosos de Harvard, como Dani Rodrik, recordaron que después de la Gran Recesión también se pensaba que los emergentes podrían evitar el colapso de la economía del mundo, pero ese sueño se desvaneció a medida que la falta de crédito y la debacle del comercio internacional mostraron su impactaron en todas las regiones sin excepciones.
Por su lado, el Nobel Joseph Stiglitz alertó que el enorme flujo de capitales hacia los emergentes podría dar lugar a nuevas-y ya conocidas- burbujas especulativas, prueba de ello sería la actual guerra de divisas que podría derivar en un conflicto comercial generalizado.
LA HISTORIA CONTINUARA
Como es posible ver tanto el año 2011 como los siguientes podrían deparar distintas alternativas y generar múltiples escenarios.
Algo es seguro, no habrá tiempo para el aburrimiento y, menos aún, para dar por segura o descalificar cualquiera de las hipótesis de conflicto existentes en el terreno económico y financiero en el mundo
sábado, 13 de noviembre de 2010
BALANCE DEL AÑO2010
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