viernes, 26 de noviembre de 2010

La UE: ¿se estaría preparando par aun default generalizado?

En distintas columnas de este año fundamentamos la existencia de riegos de impagos en las deudas soberanas de algunos países europeos.
Y comentamos también que, para algunas de esas naciones, el default era casi inevitable-y hasta preferible- si se tomaba en cuenta la imposibilidad de hacer frente a los compromisos crediticios en condiciones macroeconómicas y sociales viables.

Luego, y a lo largo de los meses, esa sensación de inseguridad se profundizó debido a la aparición de los paquetes de ajuste fiscal que, con al apoyo del FMI, la UE puso en vigencia con el objetivo enunciado de “salvar” a España, Irlanda, Grecia y Portugal.

Y las medidas instrumentadas, en los hechos, implicaron aumentos en los impuestos directos (IVA) que atacaron el ya menguado consumo de los mercados internos de Europa, a lo cuál se sumó la reducción de ciertos beneficios sociales gubernamentales en un contexto de desempleo muy fuerte. En suma, desde nuestro punto de vista, se le echó nafta al fuego.

Pero, supuestamente, las mencionadas políticas, correctas o no, se instrumentaron para evitar la catarata de impagos soberanos.

Sin embargo existirían otros matices contradictorios de ese objetivo enunciado puesto que, según opinó el semanario The Economist hace unos días “..en una cumbre de la Unión Europea el mes pasado Alemania consiguió consenso suficiente a fin de reescribir los tratados de la UE para permitir un régimen permanente…… que haga frente a (las necesidades de) los prestatarios afectados de la zona del euro, incluido (la creación de ) un mecanismo para (permitir) un incumplimiento soberano ordenado.

Por supuesto que, después de conocida la conclusión a que se llegó en la mencionada reunión, las diferencias de los rendimientos entre los bonos del Bundesbank a diez años y los de Grecia, Portugal y España crecieron en forma meteórica.

En razón de todo lo expuesto, y vistas las contradicciones del caso, sería oportuno preguntarse a que juegan los europeos, si a evitar los default soberanos, a hacerlos mas ordenados, u a ambas cosas, y para resguardar los intereses de que actores.

Y, parece obvio, que la diferencia entre evitar una catástrofe versus buscar los mejores medios para administrarla no sería menor. Ya que mientras un camino acepta la hipótesis de desastre, el otro no, además mientras en las palabras se dice querer evitarlo, en los hechos se busca como instrumentar las potenciales refinanciaciones en caso de necesidad.
En consecuencia entender donde se está parado en este tema sería importante para proteger el bolsillo-y los bonos/acciones- en euros que pudiera tener el inversor global en su cartera.

Lo que vale es la intención

Después de un año de deliberaciones el Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer su proyecto para tratar la problemática de todos aquellos gobiernos que adoptaron la política del “endéudese ahora y pague….cuando pueda”.

De esta manera vio la luz el documento titulado “Mecanismo para la reestructuración de la deuda soberana” (SDRM, en inglés), cuya posible aplicación sería supervisado por el organismo supranacional. Y ese sistema contemplaría una especie de “sobretasa” por mayores riesgos en el repago de los créditos de acuerdo al país que se trate.
Sin embargo tal propuesta técnica no consiguió mucho quórum entre los socios del FMI.
En el caso de EEUU, porque el país del norte prefiere conservar su poder de decisión en caso de problemas, en vez de delegarlo en un organismo exógeno a su gobierno.
Y para los Emergentes la alternativa tampoco sería conveniente, debido a que el FMI los considera países de mayor vulnerabilidad potencial, por lo cual su acceso al crédito se encarecería.
Sin embargo Europa podría mirar con mayor beneplácito la existencia de un acuerdo como el mencionado.
Y eso debido a que, por un lado, están mas acostumbrados a ceder algunos poderes jurídicos propios de cada estado a organismos supranacionales y, además, porque el golpe de Grecia fue lo suficientemente grande como para distender y postergar algunos resquemores más nacionalistas.
Por ende un sistema más ecuménico y de controles más rígidos tendría mayores posibilidades de ser aceptado.

La importancia de los más débiles.

Si el afamado fabulista Félix de Samaniego fuera banquero adaptaría su sentencia célebre, lo difícil es ponerle el cascabel al gato, para explicar lo complicado de instrumentar en forma transparente y productiva el mecanismo de reestructuración de deuda soberana propuesto por el FMI.
Amén de, casi nada, que haría falta elegir una autoridad de aplicación que-por lo menos- parezca neutral.

Porque ese árbitro deberá decidir, entre otros puntos, que deuda es insostenible y debería, por lo tanto, renegociarse.
Y de esa autoridad se requeriría, además, la capacidad de contener los reclamos de los acreedores que estuvieran disconformes con la restructuración de sus acreencias, y negociar con ellos que recortes aceptarían a fin de evitar situaciones como los juicios de los llamados Fondos Buitre contra el default de Argentina.

Así mismo, otro requisito importante para que el mecanismo de refinanciación funcionara realmente, sería el garantizarle al país en problemas una masa de créditos frescos para mantener en funcionamiento su economía y así repagar sus deudas. Nada más y nada menos.

Finalmente podríamos decir que, si algún valor tiene esta columna, es el poner en perspectiva dos hechos que hoy coexisten en el mercado en relación a la crisis de deuda europea.
Por un lado se ruega a Di_s otorgando liquidez para evitar el default (caso Irlanda o Grecia), pero a la vez se pega con el mazo elaborando planes para que si ocurriera tal falta de pago, la misma se haga “ordenadamente”.
Con lo cual, claro y mas que claro, se admite la alta probabilidad de la ocurrencia de dichos eventos.Y ,por si hiciera falta aclararlo, en tal camino el valor de la moneda euro y de los bonos nominados en esa divisa sufrirían aún más, por supuesto.

Por todo lo expuesto el caso de Irlanda están lejos de representar el “acabose”.Mejor dicho, y como diría Mafalda, sería el “continuose” del empezose”.

Seguro que no va a llover, dicen, así que mejor llevar paraguas.

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