En economía y finanzas, al igual que en otros órdenes de la vida, ante la presencia de una situación conflictiva y de difícil salida muchas personas tienden a pensar que “los que saben” encontrarán una solución para resolver el intríngulis que los preocupa.
Bajo esa creencia, en los primeros momentos de la crisis del año 2008, muchos creyeron que Lehman Brothers sobreviviría porque era demasiado grande para caer y alguna alquimia “se haría” (casi mágicamente) para salvar a ese banco de inversión y así evitar un daño de proporciones incalculables.
Sin embargo los cálculos de los “genios” fallaron y el gigante cayó, luego se desató la crisis más grande que del sistema capitalista desde el año 1930 hasta nuestros días.
Así mismo, si miráramos más atrás, fueron pocos los que visualizaron que caerían la “punto com.” o la distribuidora de energía Enron durante los años 2000.
Pero esa historia antigua ya pasó y, últimamente, el escenario crítico más evidente se ubicó en Europa.
Y eso desde que las economías de los países mas pobres de la UE, llamados eufemísticamente “periféricos”, comenzaron a dar muestras de agotamiento y presagiaron que, a corto plazo, sus finanzas colapsarían con la consecuente imposibilidad de hacer frente a las obligaciones crediticias contraídas.
Entonces el Banco Central Europeo, conciente que los primeros perjudicados ante los posibles impagos serían los bancos de la eurozona, impulsó una serie de planes de austeridad con el objetivo, no declarado como tal, que los países endeudados invirtieran menos dinero en desarrollo y planes sociales y, en cambio, ahorraran recursos para cancelar sus compromisos bancarios intra zona.
Pero por el momento, ni siquiera ese efecto se consiguió ya que por un lado las naciones europeas en problemas profundizaron sus penurias pero, además, los balances de algunas entidades financieras de la alianza registran contablemente tanto la baja de calidad crediticia de distintos países deudores como así también la caída en los precios de los bonos en cartera, todo lo cual agrava el estado de solvencia de los bancos más chicos, que son los más expuestos a la deuda griega.
Por tanto cabe la pregunta ¿cual será ,si existiera, la estrategia del Banco Central Europeo para resolver la más grave crisis que soporta la Unión Europea desde su creación.
Por nuestra parte, junto a otros, desconocemos si tales planes se encuentran diseñados por parte de la del BCE.
Por tanto sería muy interesante para los mercados financieros que las autoridades bancarias de la UE aclararan cuales son los futuros cursos de acción a implementar para impedir el contagio de la crisis continental que, desde hace tiempo, golpea las puertas de otros países además de las de los atenienses.
Si, sería útil recordar, que quienes probablemente se encontrarán a gusto con las contingencias de colapso mencionadas serían aquellos grandes jugadores con espaldad financieras anchas tales que les permitiera comprar deuda griega, española o irlandesa a precios de liquidación y sentarse a esperar que tales valores mejoren a la luz de planes de refinanciación que, mas temprano que tarde, serán instrumentados por las autoridades monetarias europeas.
Las claves del escenario actual
Existe un cuadro de corto plazo signado por alzas y bajas en el precio y la calificación crediticia de los bonos griegos.
En ese sentido el día lunes la deuda helénica a diez años llegó a rendir cerca del 16%, casi lo mismo que un Bonar 14 argentino y, en esa misma jornada, la calificadora de riesgos S&P consideró que las obligaciones griegas eran netamente “especulativas” uno de los escalones más bajos en la consideración crediticia que un emisor de bonos pudiera recibir, considerando además que Grecia se encuentra protegida por el paraguas de la Unión Europea.
Sin embargo, y afín de conservar la perspectiva de la situación, convendría entender el verdadero alcance de la crisis económica y financiera por la que atraviesan varios países, sino todos, del Viejo Continente.
Al considerar la deuda gubernamental griega es posible ver que esta alcanza a más del 140% del PBI interno del país mientras que, en la letra al menos, los standards europeos aceptan que esa relación se sitúe en hasta el 60% del PBI de cada nación socio.
Pero la situación luce complicada también para otras economías de la eurozona.
Por ese motivos hace un año la Unión Europea lanzó un “cañonazo” de 750.000 millones de euros para proteger su moneda, y aplicó 110.000 millones de euros para rescatar a Grecia, sin embargo tal política estuve lejos de funcionar y hoy los griegos se encuentran muy cerca de incumplir con sus obligaciones crediticias.
Por otro lado un rescate para Portugal se encuentra “en las gateras”, mientras que oro plan de salvataje se aplicó para tratar de sacar a flote las finanzas de Irlanda.
Mientras tanto poco se quiere hablar de España, y por algo será.
En síntesis un conjunto de estrategias aplicadas y dineros gastados sin que se obtengan los resultados buscados, es decir que hoy se está lejos de aventar el fantasma de la insolvencia de un conjunto de países europeos.
Que hacer
Al igual que en el tema musical de la inolvidable película Cowboy de Medianoche, “everybody ihs talking”, es decir que “ todo el mundo” habla de los riesgos de un default en Europa, pero pocas son las alternativas que se mencionan para, al menos, atemperar tal amenaza de quebrantos soberanos que, si se plasmara en la realidad, tendría un impacto generalizado e inconmensurable en el crecimiento económico de todo el mundo.
Por lo tanto sería oportuno dejar de lado por el momento el análisis de los problemas estructurales europeos, verdaderos causantes de los sinsabores actuales, y concentrarse en la coyuntura de manera tal de tratar de apagar el incendio urgente.
Y ya en diversos foros internacionales se sugirió la posibilidad de aplicar a la situación griega actual un plan similar al ideado por el secretario del Tesoro de EEUU ,Nicholas Brady, durante el año1989 para Latinoamérica.
Esa estrategia consistió básicamente en una reducción del capital y los intereses de las deudas de los países del área, junto a mayores plazos de pago.
Así mismo los acreedores recibieron garantías sobre sus créditos además de potenciales beneficios atados a la recuperación económica del país en cuestión.
Y hoy algunos proponen para los países europeos medidas parecidas a las mencionadas, más una ayuda adicional para los bancos afectados en sus carteras crediticias, sobre todos los griegos, sin lo cual esas entidades difícilmente sobrevivirían.
Sin embargo vale recordar que la aplicación de la estrategia Brady costó a nuestro continente perder económicamente la década de los 90, en la cual el ingreso per capita cayó a un nivel similar al del año 1980.
Y en nuestro país en particular significó la privatización de algunas empresas públicas a precios muy por debajo de su valor real.
Pero, guste o no, esta es la línea de pensamiento que algunos “think tank” de los países del Primer Mundo pergeñan para resolver los problemas o, queda la duda, generar nuevas oportunidades de negocios para sí.
martes, 10 de mayo de 2011
¿Contará el BCE con una estrategia para enfrentar los default europeos?
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