lunes, 9 de mayo de 2011

¿Seguirá la baja de commodities y acciones?

Durante las semana pasada, y hasta el viernes a la mañana, los mercados accionarios y de commodities globales tomaron el tramo descendente de la montaña rusa. Y ante la angustia de muchos, entre los cuales nos incluimos, derraparon hacia abajo las cotizaciones de un conjunto de activos financieros tan dispares como la plata ( 33%) , el petróleo (12%) o las acciones del gigante petrolero Chevron (4%) y la emblemática Mc. Donald´s, por citar solo algunos ejemplos.
Esa situación desató una serie de preguntas entre los operadores que aún carecen de respuestas suficientes para explicar semejante movimiento bajista en tan escasa cantidad de días.
Por supuesto que, una vez iniciada la caída, hubo quienes salieron explicarla, pero nadie pudo predecirlo con la anterioridad suficiente.
En ese sentido, por ejemplo ¿se podría asegurar que el descenso en el valor del crudo constituyó una buena noticia?
Es verdad que el aumento en el precio de los combustibles verificado durante los últimos meses actuó como una draga en el bolsillo de los consumidores, sobre todo en los países más desarrollados y, por lo tanto, más dependientes de ese insumo.
Por lo tanto un menor gasto en ese producto podría implicar que existiera más dinero para gastar en otros bienes que ayuden a la recuperación de las economías de los países del mundo.
Sin embargo Saxo Bank comentó al respecto que las ventas masivas de activos comenzaron cuando aparecieron los números del primer trimestre del PBI de Estados Unidos y estos resultaron más débiles que lo que se esperaba.
Luego, un aumento en los pedidos de subsidios por desempleo en ese país profundizó dicha tendencia declinante.
Pero, y a contramano de dichos argumentos, en el pasado reciente uno de los principales razones utilizadas para justificar el aumento de los commodities por parte de distintos analistas fue que, aún con la debilidad de las economías desarrolladas, la verdadera demanda de dichos productos la impulsaron los países emergentes y, que se sepa hasta ahora, la producción de ellos no tambalea.
Por lo tanto una argumentación más razonable para explicar el descenso de los precios sería que, en principio, el alza de los commodities se originó en las compras pasadas de los especuladores que, con el crédito barato, pudieron apalancarse fuertemente para realizar sus inversiones con dinero ajeno.
Y, a la hora de hablar de metales, la “plata” pudo ser una muestra de dicha realidad, ya que su aumento de valor careció de algún fundamento económico, y muchos inversores acopiaron el llamado “oro del hombre pobre” porque era más barato que el oro.
En ese sentido podríamos mencionar que en algunas ruedas de la bolsa de New York, y fuera de todo sentido, la plata movió más volumen de operaciones que el propio índice accionarlo S&P.
Entonce una razón de la pequeña explosión de la burbuja del “metal plateado” podría encontrarse en que los grandes jugadores decidieron tomar ganancia en vez de agregar más efectivo para que el precio de su apuesta siguiera aumentando de valor.
Sin embargo, corresponde aclararlo, esa hipótesis está lejos de poder probarse.
Cabe consignar por otra parte que los precios de los commodities agrícolas, se mantuvieron mucho mejor que los demás, y eso tal vez porque los factores climáticos afectaron en forma negativa las expectativas de las cosechas en EEUU.
Y eso sí resultó fácil de entender ya que, sin considerar el petróleo, los alimentos constituyen un insumo básico para que cualquier país logre, mínimamente, mantener activa su economía.
Pero, ante todos los indicios contrapuestos mencionados, convendría hacerse la siguiente pregunta ¿finalizó la etapa alcista de los commodities, excepto los alimentarios?
A priori difícilmente tal declinación sea previsible al menos en el corto plazo, salvo que disminuyera en forma abrupta la demanda de los países emergentes, o se descubra un nuevo yacimiento de petróleo que pudiera brinda crudo de inmediato.
En ese sentido el banco de inversiones Goldman Sach´s mantuvo el viernes 6 de mayo sus predicciones alcistas en relación al precio del barril debido a que la demanda de combustible superará a la oferta por el resto del presente año.
Por lo tanto advirtió que, aunque bajaron en los últimos días, los precios alcanzarían o superarán en el año 2012 los máximos que se vieron durante los últimos meses en el mercado.
Por otro lado, en el caso de los metales, se podría pensar que solo perderían atractivo para el inversor si, mágicamente, se recuperara la confianza en el crecimiento pleno de la economía y se aventaran los temores de inflación.
Y esas dos cosas difícilmente podrían suceder, al menos en el corto plazo, por lo cual sería posible que se repitieran, en estos productos también, los episodios de presión alcista de precios.
Por último, y para volver al análisis del porque de la venta masiva de acciones, podría decirse que las mismas fueron afectadas por los mismos indicadores de debilidad macroeconómica que afectaron a los commodities.
Finalmente, y para aportar algo más a la confusión general, sería útil recordar que los bancos centrales mantuvieran las tasas bajas y la provisión de efectivo masivo al mercado (quantitative easing II) desde hace mucho tiempo con el argumento que las economías de los países aun se encontraban débiles.
Pero entonces, si las economías de la mayoría de los países más fuertes se encontraban aún aletargadas ¿porque las acciones y los commodities subieron tanto últimamente?
Infortunadamente aun carecemos de una respuesta a tal interrogante, pero si podemos acompañar una reflexión que puede resultar de interés, y esta es que el escenario de volatilidad en el mercado de los commodities llegó para quedarse.
Por lo tanto al inversor global le convendría analizar que inversiones “cruzadas” de ese sector mantiene en su portafolio de inversiones.
En otras palabras, si el precio del crudo siguiera a la baja entonce el valor de las acciones de muchas compañías petroleras podría compartir el mismo camino. E igual concepto sería válido para quienes mantuvieran posiciones de oro o plata y, a la vez, acciones de empresas que explotaran esos metales.

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