martes, 21 de junio de 2011

¿Se romperá la cuerda floja europea?

A esta altura de la crisis que atraviesa la Unión Europea sería interesante tratar de actualizar los posibles “efecto contagio” que la misma tendría hacia el resto de las economías del mundo.
Y eso debido a que los países que conforman la alianza representan en su conjunto el 37% del crecimiento de la riqueza global estimado para el corriente año.
Por lo tanto una baja en la producción y consumo en esa región se haría sentir en todo el globo.

La potencial onda expansiva

Ya los temores se esparcen por el mundo.

Tal vez por eso Alan Greenspan, mítico ex chairman de la Fed, se atrevió a pronosticar en Bloomberg hace poco que “un default en Grecia es casi cierto y ello podría llevar a la economía de EEUU a la recesión.

Y también para el área Latinoamericana el impacto crítico europeo tendría cierta trascendencia, sobre todo si se recuerda que hasta hace un año atrás nuestro continente consiguió que la balanza comercial arrojara un superávit de 8.500 millones de euros (10.500 millones de dólares) con los países de la alianza europea.

Así mismo, y dentro del escenario de la crisis, la calificadora de riesgo Moody´s podría bajar el raiting crediticio de tres de los más grandes bancos franceses debido a la exposición de los mismos a la deuda griega.

Por lo tanto BNP Paribas, Societe Generale y Credit Agricole se encontrarían bajo el análisis de Moody´s, más allá de que existan sobradas razones para dudar sobre la certeza de las observaciones que pudiera realizar esa agencia.

La realidad es que los préstamos helenos representan un riesgo de grandes pérdidas para las entidades financieras si Grecia decidiera reestructurar su deuda, contingencia que aumentó a partir de la inestabilidad política en Atenas cuando el Primer Ministro George Papandreu ofreció su renuncia el 15 de junio pasado.

Y, en ese contexto, poco ayudan las públicas discrepancias existentes entre el Banco Central Europeo, el FMI y Alemania acerca de cómo encarar la resolución de la crisis financiera de la eurozona.
En ese sentido el principal temor existente bien podría ser el efecto dominó que podría causar la reestructuración de la deuda griega, de manera tal que se dispararan situaciones de insolvencia sobre distintos bancos de la alianza, todo lo cual haría recordar la reacción en cadena que causó la caída de Lehman Brothers ocurrida en el mes de setiembre del año 2008 en EEUU.

¿Esta vez podría ser distinto?

Ante los riesgos mencionados convendría tener en cuenta algunos factores que podrían mitigar los temores hoy existentes en los mercados financieros del mundo.

En ese sentido la realidad indica que un posible default de la duda griega esta casi “descontado” por todas las bolsas del mundo.
Y el principal indicador en ese sentido es el costo de asegurarse contra los potenciales impagos de la deuda helena.

De esa manera el precio de los Credit Default Swaps” griegos, la herramienta utilizada por los inversores como seguro ante un potencial impago de los deudores, es actualmente el más costoso del mundo y duplica, por ejemplo, el de Pakistán.
Y esa situación, en mayor o menor medida, se reitera frente a las deudas de otros países europeos.

Por lo tanto es comprensible que muchas instituciones financieras de Europa se desprendieran de los títulos de algunos estados con problemas-Portugal, España, Grecia, Italia, España-, por lo cual registran actualmente una menor exposición a dichos activos problemáticos.
Vale acotar que, con el fin de proveer liquidez, entre los compradores de esa “deuda tóxica” están los organismos multilaterales de crédito.

Por consiguiente el sector financiero privado europeo inició en su momento un proceso de limpieza de sus carteras crediticias, lo cual haría menos difícil su situación actual.

Por ejemplo, según la última data disponible, los bancos alemanes redujeron un 40% durante los últimos tres años su exposición en los –ahora llamados- países europeos “periféricos”.
Y los franceses siguieron el mismo camino que los alemanes, por tanto achicaron su cartera en el mismo período en un 30%, algo así como unos 250 millones de euros.

Además ambos países también mermaron las tenencias de deudas de Irlanda en más de un 50%.

La urgencia de la hora

Sin embargo la prioridad ahora es Grecia.
Y en ese sentido Francia se encontraría con mayores complicaciones que Alemania.
Ya que, aunque los galos tienen en sus arcas menores volúmenes de deuda pública griega, registran sin embargo una cantidad significativamente mayor de título privados de ese origen.
Por todo lo expuesto Francia supera a Alemania en exposición a la deuda griega en 23.000 millones de euros.

Las distintas estrategias

Tal vez porque son consientes del costo político de cualquier nuevo salvataje los alemanes tratan que los inversores privados carguen con parte de las pérdidas que cualquier nueva medida de auxilio ocasione.
Pero, en principio, tanto el Banco Central Europeo como Francia tendría otra idea en mente.
Por tanto el organismo crediticio, que ya compró casi 74.000 millones de euros de deuda de los países en problemas de la eurozona, desea que tanto Alemania como el Fondo de Estabilización Financiera de Europa hagan otro tanto.
Mientras tanto Francia tendría menos problemas, y mayor plafond político interno que los alemanes, para desembolsar nuevos montos de ayuda.

Seguramente esos tres polos de poder, enfrentados hoy por intereses concretos, necesitarán encontrar una fórmula común para resolver el problema griego, ya que si este explota no hará distingos “de bandera” en los daños que cause.
Mientras tanto la presión de los ciudadanos griegos se encuentra en un punto más que álgido, todo lo cual “acorta la mecha” y obliga a encontrar soluciones de inmediato.
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