martes, 5 de julio de 2011

Porque los mercados descreen del salvataje a Grecia.

Algunos inversores y analistas del mercado financiero creyeron que el plan de ajuste para Grecia- impulsado por Alemania, Francia, el FMI y el BCE- funcionaría inmediatamente como estabilizador de las bolsas globales.
Pero ese sueño, hasta hoy, se encuentra lejos de transformarse en realidad.
Y eso a pesar que el parlamento griego se comprometió a aplicar a rajatabla las recetas de “austeridad” que, dicen, permitirían ahorrar 28.000 millones de euros de gasto público.
O que los gobiernos europeos junto al BCE prometieran desembolsar de más de 120.000 millones de euros para alejar el fantasma de mora en los bonos helenos hasta el año 2014.
Entonces, conviene preguntarse, si todo estuvo “atado” ¿porque las calificadoras de riesgo Moody´s y Fitch sugirieron que la deuda griega igual entraría en default, aunque “selectivo” y por un corto lapso de tiempo?
Y, aunque para muchos las mencionadas agencias perdieran gran parte de su credibilidad durante la crisis que se inició en el año 2008, sus opiniones todavía son consideradas tanto por los mercados como así también por los gobiernos.
Y, como muestra de ello, veamos que pasó en las bolsas del mundo después de conocerse las opiniones de las calificadoras sobre el futuro de la deuda griega.
Lo que sucedió fue que después de varios días en los cuales el optimismo desbordó a los operadores, la incertidumbre corroyó nuevamente, y el color rojo de las bajas accionarias contagió a los mercados financieros de los países maduros, sobre todo europeos.
Mientras tanto el euro perdió valor frente al dólar.
Y algunos actores, como Finlandia, habrían pedido garantías que la alianza europea se abstenga en el futuro de participar en cualquier otro rescate (bailout) financiero, y reclamaron que los bonistas privados soporten mayor carga en el proceso de refinanciación en cuestión.
Por lo tanto cabría preguntarse con que intereses coincidieron Moody´ s y Fitch al dar una opinión que impactó negativamente en el proceso de reestructuración de la deuda griega y las perspectivas de cumplimiento de los acuerdos que se derivaran del mismo.
Y, desde ya, descartaríamos que esa opinión “no positiva” tuviera su origen en la búsqueda de ahorrar las penurias del ajuste a los ciudadanos griegos.
Cuanto cuesta la fiesta y quien la paga.
En primer lugar, y según datos dados a conocer por los organismos oficiales europeos, Grecia necesitaría una asistencia total de 172.000 millones de euros para mantener el status actual de su deuda en “CCC”, esto quiere decir “extremadamente especulativa”.
Eso implicaría otorgar al gobierno de Atenas una ayuda “adicional” a la que algunos analistas calcularon hasta ahora de 52.000 millones de euros.
(Cabe la pregunta ¿Quién pondría el monto faltante en cuestión?)
En segundo término sabido es que algunas naciones europeas, con Alemania a la cabeza, propugnan que los tenedores privados de bonos aporten al rescate una cifra que rondaría los 30.000 millones de euros.
Sin embargo, cabe aclarar, buena parte de los mencionados bonistas privados cuya contribución pecuniaria se requiere serían los propios bancos griegos.
Por consiguiente corresponde preguntarse si dichas entidades financieras de Grecia estarían en condiciones de absorber los quebrantos sin que ello genere una crisis del sistema financiero de ese país.
En resumen si la instrumentación del salvataje a los griegos implicara una “quita” a los bonistas privados, eso podría implicar que la nación deudora sea declarada en “default selectivo” por las agencias calificadoras de inversión.
Y, si esa situación se diera, automáticamente se destrozaría el valor de las carteras de bonos helenos que mantienen muchos bancos europeos.
Más aún, al estar dichos títulos en condiciones de default dejarían de servir como garantía a los bancos privados para respaldar sus eventuales pedidos de asistencia crediticia, por ejemplo, al Banco Central Europeo.
La cereza de la torta
Pero, por lo menos, se conoce el monto total de los bonos griegos emitidos y quienes serían sus principales tenedores, ergo, perjudicados.
Peor sería la situación relacionada con los instrumentos financieros llamados “Crédito Default Swaps” (CDs), las pólizas que muchos inversores compraron a compañías de seguros para protegerse de un posible impago por parte del gobierno heleno.
En otras palabras, si Grecia incumpliera sus deudas- o se impulsaran quitas a los acreedores- existirían compañías de seguros que deberían responder por ese fallo, además de los perjuicios a los bancos y bonistas.
En ese sentido cabe recordar que AIG, una de las aseguradoras mas importantes del mundo, colapsó durante la crisis del año 2008 al tener que enfrentar pagos de CDS por USS11.000 millones relacionados con las hipotecas sub. Prime.
Y en el caso de Grecia, probablemente, los CDS vigentes superen en monto al valor nominal de toda la deuda de ese país.

Como se ve el panorama acerca de cómo culminará la encrucijada financiera griega está muy lejos de aclararse.
Además hay otros países de Europa que, mientras tanto, ponen las barbas a remojar.
Entonces existen razones para contener el aliento- y ser conservador en la administración de los portafolios de inversión- hasta que se vislumbre que los problemas en danza alcancen algún atisbo de solución verdadera.
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